1. En Burgos hasta las piedras son Nacionales


    Fecha: 20/06/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Amorclandestino, Fuente: CuentoRelatos

    ... tiene los pechos canónicamente «perfectos» según la sociedad, pero a mis ojos son los más preciosos que he visto nunca. De repente, mi rostro y mi boca se enredan en ellos, acariciándolos y besándolos como si no existiera un mañana. Poco a poco, mis ardientes besos se concentran más y más en sus bellas y rosadas areolas estremecidas y en sus carnosos y entumecidos pezones, hasta que mis labios y mi lengua se pelean de deseo dándoles el cariño que ruegan.
    
    –Mmmmmm… –suspira Guiomar, entre jadeos.
    
    Mis labios descienden a base de caricias por su opulente barriga por encima de la camisa. Me encuentro ya agachada debajo de la mesa, mientras ella continua sentada en la silla. Me abrazo a sus caderas como buenamente puedo. Mi campo visual alcanza como primer plano sus negras braguitas, las ardientes y húmedas transparencias de su rosa del amor suplicando mi cariño. No obstante, quiero ir despacio. Muy despacio.
    
    –Mmmmmm… Amor… Ámame… ¡Ámame entera! –me dice entre jadeos, acariciando mi cabello y mis mejillas.
    
    Se levanta lentamente de la silla, mientras continuo abrazada a sus caderas. Ella de pie, en posición dominante, yo agachada, en posición sumisa, rendida ante su voluptuosidad. Mis manos, mis labios y mi lengua empiezan a recorrer lentamente sus poderosos muslos, acariciando, amasando, besando y lamiendo su blanca piel, casi mordisqueando y succionando. Continuo descendiendo hacia sus pantorrillas y sus pies y empiezo a oler, besar y lamer sus botas como si no ...
    ... hubiera un mañana. Tengo un fetiche enorme con las botas y demás calzados de plataforma y tacón. Mis carnosos labios ascienden de sus pies a sus muslos con suma lentitud.
    
    –¡Qué buena estás, amor! ¡Estás tremenda! –digo entre jadeos.
    
    –Mmmmm...
    
    Acto seguido, me abrazo a sus caderas y mis manos se posan en sus nalgas, acariciándolas y amasándolas apasionadamente, con los dedos bien abiertos y enredados entre su palidísima piel y la negra tela de sus braguitas, que se las quito con suma delicadeza. Mis labios y mi lengua descienden de nuevo por sus piernas al compás de sus braguitas, que recorren por tercera vez sus piernas hasta llegar a sus pies y por lo tanto a sus botas. Mi boca, en compañía de sus braguitas, llega a sus pies. Como si no hubiera un mañana, huelo, beso y lamo de nuevo sus botas, al mismo tiempo que sus braguitas acompañadas de su dulce y abundante néctar. Mmmmm... Estoy que no quepo en mi deseo por ella. Es tal el ardor que siento de nuevo dentro de mí que instintivamente me estimulo los pezones.
    
    Me abrazo de nuevo a sus colosales y voluptuosas caderas, con mucha fuerza. Mis pechos y mis entumecidos pezones se clavan a sus muslos. Mis manos de nuevo en sus nalgas, mis dedos bien enredados entre las abundantes carnes de sus voluptuosas nalgas. Amasándolas con pasión, con deseo. Su preciosa rosa del amor, también completamente depilada y deshaciéndose en súplicas y llanto por mi cariño. Ahora es el momento…
    
    Mis labios y mi lengua recorren su rosa del ...
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