En Burgos hasta las piedras son Nacionales
Fecha: 20/06/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Amorclandestino, Fuente: CuentoRelatos
... toma de las muñecas y después de los tobillos y, sin necesidad de ningún utensilio y haciendo fuerza con sus grandes manos, logra desasirme de las bridas en cuestión de segundos. Tiene una fuerza descomunal esta mujer.
Una vez librada de las bridas, me toma de las dos manos y me ayuda a levantarme del suelo. Una vez de pie, me abraza, a lo que yo, sin duda alguna, le correspondo. Me encuentro llorando entre sus brazos y con la cabeza casi tocando sus grandes pechos.
–¡Ya está, ya está... Calma, calma... –me dice, en un tono esta vez suave, mientras me acaricia la espalda y me besa la frente– Son unos hijos de puta desalmados.
–¡Te agradezco muchísimo, de veras! Si no hubiera sido por ti... No sé qué me hubiese pasado... Aunque lamento... Lamento haberte metido en líos con esta gentuza –le digo, temblando, entre lágrimas y con la respiración agitada.
–No te preocupes, de veras. No me has metido en ningún lío. Estoy más que curtida y muy hecha a estas situaciones. Se lo han buscado a pulso y se lo merecen los muy desgraciados. ¡Así aprenderán! He hecho lo que debo hacer como patriota de bien. Defender al pueblo y limpiar nuestra sociedad de escoria. Ante la inacción policial, lo considero mi loable deber –me responde, mirándome fijamente a los ojos.
Yo estoy en silencio, mirándola a sus preciosos ojos achinados detrás de sus grandes gafas rectangulares y negras y sin saber bien qué responder. Su largo cabello negro azabache... Es tan y tan hermosa...
La miro ...
... sonriendo tímidamente, sin saber bien qué decir. En un instante dado, siento como me toma de mi fría y delicada mano derecha y la pone entre sus dos manazas para templármela.
–¡Qué fría estás, chica! ¡Estás destemplada! ¡Qué manos más heladas tienes! –me dice– Es que además tienes cara de frío y el cuerpo destemplado por lo que he notado al abrazarte. Vas muy desabrigada para andar por Burgos ya en estas fechas ¿No eres de por aquí, ¿verdad? –me pregunta con interés.
–No. Soy... Soy catalana –digo con algo de dificultad por temor a su reacción al saber que soy catalana– Estoy... De escapada por Castilla y León... Me he perdido... Quiero regresar al hostal... Que no recuerdo ni el nombre... –le digo, todavía temblando y ansiosa.
–A ver. En primer lugar, mantén la calma. Ya está, estamos tú y yo, no temas –me dice, acariciándome suavemente la mano.
–Es que he pasado tan mal rato... Nunca me había pasado algo así... No estoy hecha a esas cosas... No soy como tú... No sé cómo defenderme... Es que... Quiero regresar al hostal y quiero... –le digo, ansiosa y temblando sin cesar.
Me toma la mano y me la acaricia, al mismo tiempo que el cabello con su otra mano
–A ver. Inspira...
–Inspiro...
–Espira...
–Espiro...
Y así unas cuantas veces hasta que consigo recuperar la calma. Su rostro. Su mirada. Su bravía y larga cabellera negra azabache, brillando a la luz de las farolas y de la luna llena. Sus grandes pechos despuntando por debajo de su camisa azul. Su ...