Tortilla de cuatro huevos II: ¡Rómpelos! - Relatos Eróticos

Tortilla de cuatro huevos II: ¡Rómpelos!

... sus huevos chicos.- Dijo Sara acercándose con un martillo de ablandar carne con pinchos.

-¡Eso no! ¡Por favor estamos arrepentidos!¡Por favor haré lo que quieras! ¡Perdóname! - Suplicaba Eduardo a la coñipeluda mucama.

-Que bien, has recuperado el habla pero es imposible lo que me pides debo hacer una tortilla y vuestros 4 huevos son el ingrediente principal. Ya verás como con un solo golpe de esto te los dejó bien planos jajaja.- Le explicaba Sarah colocando una tabla de madera para cortar debajo de los testículos del chico.

-Aunque ahora más que huevos parecen 4 tomates ¿No? Mira ese color rojo por dios. - Reía Andrea viendo como habían dejado las bolas de los chicos con simples utensilios de cocina.

-¡Detente!- Gritaba Eduardo en lo que eran sus últimos segundos como hombre.

-Ahora no te muevas y será rápido. ¿Bien?- Sarah sonreía mientras apuntaba al centro de los rojos testículos.

-Espera, yo no tengo un martillo para carne Sarah, no es justo, también quiero aplastar estos cojones de aquí.- Decía la chica tirando con fuerza de las pelotas de Marcos.

-Pues deberás esperar a que acabe con estás. Solo hay un martillo. - Se lamentaba Sarah.

-Ya se, mejor usaré esto.- Dijo Andrea con emoción sacando del cajón de la encimera un enorme y afilado cuchillo.

-Te las iré cortando primero y luego las aplastaré. ¿Estás de acuerdo Marcos?-

El pobre chico estaba blanco como la cera viendo que como sus genitales estaban peligrosamente cerca del afilado ...

... cuchillo en las manos de su pequeña y violada hermana.

-Seguro no pensaste que un día me las ibas a pagar, pero ya vez como son las cosas cerdo. ¡Ahora te voy a dejar sin pelotas y también cortaré esta diminuta polla tuya para que nunca más se te ocurra tocar a una chica.!- Le decía a su violador que tanta humillación y sufrimiento le había hecho pasar en el pasado.

-¡Nooo!¡Suéltame!¡NOOOO!- Marcos daba alaridos de desesperación mientras sentía como el filo del cuchillo tocaba su estirado escroto.

-¡Detenla por favor, lo va a castrar de verdad!- Suplicaba Eduardo a Sarah en un intento de salvar los testículos de su hermano.

Sarah calló por unos segundos mirando como la una vez tímida y delicada Andrea se había transformado en una mujer llena de deseos de venganza contra su violador y estaba dispuesta a llegar al extremo para que se hiciera justicia.

-Vaya Marcos, parece que ha llegado tu hora de despedirte de tus testículos, creo que te lo tienes bien merecido y no pienso salvarte. - Dijo Sarah sonriendo.

-¡No por favor, parad, discúlpame!¡No volveré a hacerte nunca nada en la vida!¡No me castres!- Lloraba el mocoso implorando piedad.

-Sin embargo, creo que no debes mancharte las manos por este llorica Andrea. No vale la pena. Además si se los cortas ya no podrás castigarlo más y se habrá terminado toda esta diversión.-

-Creo que tienes razón Sarah, aunque tengo muchas ganas de deshuevarle no quiero pasar por tener que limpiar toda la sangre de cerdo que ...