Memorias de un Fucker. 24h Fuck service
Fecha: 28/06/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Eric Salazar, Fuente: TodoRelatos
Corregido. Ortotipográfica. CAPÍTULO 7.—
FUCK SERVICE
En Santa Cruz y a domicilio.
Al hacerse nuestros encuentros más frecuentes y empezar a tener necesidad de vernos y follar más a menudo, un día en una de nuestras charlas le ofrecí un fuck service de 24h, en el lugar que ella me requiriera. Lo dije en broma-serio. Y ella recogió el guante y me dijo que algún día la llamaría pesada, por qué iba a ver bastante a menudo cuando me pidiera que fuese a cumplir. Empezó a usar ese servicio a domicilio, siendo una de esas visitas a su casa, la primera de una larga lista.
Ese primer fuck service fue un viernes cuatro de marzo, hacía tres meses exactos de mi primera visita a la consulta donde mi Morena trabajaba. Hoy era algo diferente, iba a ir a su casa. Era una fantasía que me había contado desde el principio, y hoy la haría realidad.
El morbo de ir a su casa nos había impulsado a que fuese una de las primeras fantasías en realizar.
Su marido trabajaba siempre a turno de mañana y la casa estaría vacía.
Trabajaba de jefe industrial en una empresa química. Era un cargo importante y como me había dicho ella en repetidas ocasiones, el estrés que generaba en él había sido el causante de múltiples discusiones y peleas en casa.
Por todo le que ella me iba contando de su marido, el puesto le venía grande, muy grande. Pero su horario nos iba a facilitar el encuentro.
Como todos los días que quedaba con ella y salía del trabajo, una hora antes para afeitarme y ...
... ducharme.
Cogí el coche y salí hacia Santa cruz. Su pueblo está a unos cincuenta minutos del mío, yendo tranquilo. Hace tiempo que dejé de correr con el coche. Hacía quince años desde que tuve el accidente. En el que no hubo muertos pero sí heridos muy graves y consecuencias importantes. Yo conducía y ninguno de los cuatro llevábamos cinturón, me salí en una curva a más de 120 km/h. Me rompí tres vértebras y fui el que menos. Hasta entonces yo era alegre y despreocupado. Eso no cambio. Pero empecé a apreciar la vida y sus pequeños momentos. Aprendí, que hay cosas por las que no hay que darse mal y también a que ante todo hay que saber disfrutar de cada momento que la vida nos ofrece, a partir de entonces me convertí en coleccionista de recuerdos.
Que hay que exprimir la vida, sacarle el jugo y que una sonrisa vale más que un millón de lágrimas.
En el año que siguió a ese accidente ya llore mi millón de lágrimas. Ahora no hay nada que borre la sonrisa de mi cara. No solo intento ser feliz, intentando que sean felices todos los que me rodean. Siempre contando chistes, aunque sean muy malos, saludando a todo el mundo y abrazando indiscriminadamente a los más cercanos. Ese accidente me enseño a amar la vida.
Desde entonces prefiero llegar tarde a los sitios, que no llegar.
Salí con el coche y cuando llegué a su pueblo, ya sabía dónde tenía que ir. Cuando la he sexcuestrado, la he dejado siempre en las calles de detrás de su casa. Conduje hasta allí y una vez llegué ...