1. Las mucamas


    Fecha: 03/07/2024, Categorías: Fetichismo Autor: MartinyMarcela, Fuente: CuentoRelatos

    ... que ya todo terminó estaba equivocada. De repente cuando volcaba el agua sucia en un piletón de cemento, Fede se posó de sus caderas y empezó a fregarse por su gran culo.
    
    –Fede estás loco, salí!!– fue lo único que atinó a decir... Pero el ya sacó su pijota enorme y se la apoyaba por completo desde atrás.
    
    Con los movimientos pélvicos de Fede sobre su cuerpo se empezó a mojar, llevaba días sin hacer el amor y bueno...el estímulo físico y las ganas hicieron lo suyo, mientras el chico le bajó la calza y corriendole la tanga intentó puntearle el ojete.
    
    –Por la cola no quiero– le dijo al casi inexperto de Federico que tal vez intentó hacerle lo mismo que le hacía a su noviecita o a Perla últimamente.
    
    Ella se inclinó más y dejó que le vea sus hinchados labios que permanecían haciendo bulto debajo de esa telita color marrón y con sus manitos se la bajó para que su amante apunte su verga ahí.
    
    Pocahontas aferró sus manos al borde del piletón, cerró sus ojos negros esperando ser embestida, Fede no pudo esperar y se la hizo entrar toda.
    
    Se la daba fuerte y ella gemía contenida, si bien le gustaba... y mucho... no podía disfrutar al cien por ciento porque la anciana merodeaba por la casa. Eso sí, con el grosor y el tamaño del pene de Fede la cremita blanca de su conchita le empapó íntegro el tronco del joven amante.
    
    En el constante movimiento se le salió aunque el tenía por objetivo ese orto gigante, se agachó y le abrió los cachetes y notó un agujerito muy cerrado. ...
    ... No era como el de Pilar que ya lo tenía un tanto abierto y comparado con el de Perla era un ojete virgen, puesto que la veterana rubia lo tenía por demás dilatado dando la impresión que hasta le habrán enterado dos vergas juntas.
    
    Separó las redondas nalgas de la morocha y acercó su cara al cerrado asterisco, estuvo tan pero tan cerca que le contó cuántas rayitas rodeaban su apretado ano. Estaba más que loco de examinarla así.
    
    –Tanto me la vas a mirar? –Dijo Ingrid mientras se dedeaba la concha.
    
    –Pendejito degenerado, mirá las cosas que me hacés hacer, mirámela bien porque va a ser la primera y última vez–.
    
    Se inclinó más y con ambas manos le separó los cachetes de un modo que la conchita se le abrió como una flor y el ojete parecía respirar porque lo contraía y soltaba, cual boca de pez cuando sale del agua.
    
    Abrirse la cola de ese modo ante el nieto de su patrona la hizo sentir muy chancha, estaba muy excitada. Nunca se sintió así de liberada, tanto que hasta se olvidó que tenía un marido.
    
    Fede le metió un par de dedos en su húmeda florcita, esa vulva estaba por demás mojada y sus fluidos chorreaban y ya alcanzaban sus muslos.
    
    No aguantó más y le volvió a meter la pija en la concha que estando así de lubricada entró fácil. Gimió gustosa al recibir esas embestidas desde atrás.
    
    Ingrid tenía un marido apodado El Enano, y para hacer honor a su apodo tenía una pija corta y cuando se le paraba quedaba en forma de banana. Si bien se acostumbró a la verga de su ...