1. Amor inesperado de una joven casada. 4


    Fecha: 03/07/2024, Categorías: Lesbianas Autor: dulceymorboso, Fuente: TodoRelatos

    ... miró sorprendida su pezón más estirado de lo normal, miró al otro y a pesar de estar totalmente duro tenía la mitad de tamaño – Gracias – la besó en los labios.
    
    Tere estaba feliz de saber que la había hecho alcanzar el orgasmo. Su cara reflejaba felicidad. Desde atrás asomé mi cara por el hombro y besé a Carmen.
    
    - Que tal estás? – le pregunté.
    
    - Sorprendida – me dijo y miró hacia el pezón – Viste como me lo dejó?
    
    - Si . Que envidia me diste – me reí para hacerle saber que estaba contenta.
    
    - Yo también quiero ver cómo te lo hace a ti. Quieres?
    
    Nos levantamos del sofá y de la mano agarradas fuimos para la habitación. Carmen me abrazó y nos fundimos en un beso cargado de pasión. Intentando que Tere se sintiera cómoda, actuamos como si no estuviera allí pero las dos sabíamos que alguien por primera vez, iba a ver cómo nos amábamos en la intimidad de nuestro cuarto. Carmen me quitó el sujetador y pude sentir la mirada de nuestra invitada sobre mis pechos.
    
    La busqué de reojo y vi que estaba acurrucada encima de la cama, con la espalda apoyada en el cabecero y las piernas flexionadas contra su pecho como un animal agazapado, asustado. Nos acariciamos los pechos, las nalgas, los sexos por encima de las bragas empapadas. Su mirada puesta en nuestras manos y la mía viendo su mano perderse entre sus pálidos muslos quizás imaginando que era mi mano la que acariciaba sus braguitas de corazones. O quizás en la de Carmen. Me daba igual. Ver su rostro excitado era la ...
    ... más sublime de las imágenes y ahora lo estaba.
    
    Nos quitamos las bragas. Me preguntaba si Carmen estaría sintiendo lo mismo que yo al saber que Tere, desde la seguridad de su rincón, estaría mirando nuestros inflamados coños.
    
    Me puse tensa al ver que se estaba moviendo sobre la cama. Lo hacía con movimientos suaves, lentos. Cómo un felino de ojos rasgados y color del cielo. Vi su mano aparecer a la altura de las rodillas. Sus dedos arrastrando su prenda íntima que desapareció al caer al suelo una vez traspasado los pies. La mano volvió a desaparecer entre sus muslos.
    
    Cuando Carmen comenzó a masturbarme, separé las piernas. En la cama, imitando mis movimientos, vi sus muslos separarse lentamente. Se estaba tocando muy despacio y odié esa mano que me impedía conocer su coño.
    
    Tenerla tan cercana y no poder ir a su lado se estaba convirtiendo en un suplicio.
    
    - Me dejas taparte los ojos? – me dijo mientras acariciaba mi coño.
    
    - Y eso?
    
    - Ya lo entenderás, confía en mi.
    
    Tere me siguió con la mirada al dirigirme a la mesilla de noche. La miré y le pregunté que tal estaba y me contestó que bien. De uno de los cajones saqué un antifaz para dormir que pocas veces usaba y se lo ofrecí a Carmen.
    
    - Siéntate en la cama – me pidió.
    
    Lo hice y me lo puso. En la oscuridad más absoluta, sujetando mi cuello, me tumbó en la cama. Estaba desnuda al lado de Tere. Sentí vértigo, nervios, incertidumbre de no saber que iba a pasar. En mi retina la imagen de esa joven. Escuché ...
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