1. Comencé por necesidad, pero he continuado porque me gusta…


    Fecha: 09/07/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Gays Transexuales Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... en el inodoro hasta que lo sentí regresar. Como no me había lavado la cara todo mi maquillaje se me había corrido, y cuando Don Mario me volvió a ver, creo que se asustó por mi apariencia. Me dijo que me lavase la cara y que tomara el resto del día libre, después de entregarme un sobre con dinero. En casa me puse a pensar en todo lo sucedido y que como yo era el único que sabía la verdad, no me debía preocupar porque más nadie se enteraría. Resignado a que el viejo me diera por el culo cada vez que se le antojase su real gana, durante los siguientes días no me dijo nada, pero ya había pasado una semana, cuando después de cerrar me acorraló en su oficina. Desvergonzadamente extrajo su miembro del pantalón, mientras que yo sumisamente me recosté colocando mi barriga, sobre su propio escritorio, dejando mis nalgas a su entera disposición. Precaviendo que eso volviera a suceder, comencé a usar diariamente vaselina, y su verga prácticamente se deslizó por completo dentro de mí. Mi jefe no dejaba de llamarme puta, y ocasionalmente me sonaba una buena nalgada dejando mis nalgas coloradas, ardiéndome y bastante adoloridas. Casi se volvió una costumbre que por lo menos una o dos veces en semana, el viejito me clavaba por el culo. Hasta que un día que yo realmente me encontraba bien agotada, por haber hecho la limpieza, que cuando me llamó a su oficina, en lugar que cómo de costumbre descubrir mis nalgas, me agaché frente a él y sin pérdida de tiempo me dediqué a mamar magistralmente su miembro, hasta que se vino por completo dentro de mi boca. Con parte del dinero que me fue dando, lo primero que hice, fue mandarme hacer las tetas. Cuando regresé a trabajar y él me vio las tetas, casi que me pide que me case con él, pero como a partir de un tiempo cuando comencé a dejar que el viejo me diera por el culo. También comencé a buscarme otros viejitos a los que dejo que me cortejen y los hago muy felices de diferentes maneras, que está de más decirles cuales son.
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