5.- Las perversiones de Facundo - Relatos Eróticos

5.- Las perversiones de Facundo

... madre.

- ¿Si? – preguntó la chica sin dejar de moverse –

- Siiiii. Que gusto da tenerla en un culo tan apretao. – respondió el abuelo gimiendo – El tuyo es mejor que el de ella. La puta tenía el culo muy abierto porque se lo habían follado la mitad de los amigos de tu padre.

Ramiro se puso muy tenso. ¿Qué era eso de que a su ex se la follaban sus amigos? ¡Bah! No podía ser verdad, serian imaginaciones del viejo.

- ¿Queréis saber más?

- Si, abuelo. – respondieron todos a una –

- Vuestra madre me contaba que cuando el cornudo se iba al trabajo, y vosotros al colegio, subían a casa dos amigos de tu padre, un tal Juan y otro Borja, que la llevaban a la cama y se la metían por todos los agujeros.

¡Cómo se reía la muy zorra! Decía que todas las mañanas se daba un baño de leche.

Facundo vio que su nieta había parado, cogiéndola por las caderas la pegó una estocada que la chica rebotó contra el travesero, y al no poder avanzar, la verga entró hasta el fondo y la partió al medio.

- Ayyyyy. – protestó dolorida – Acaba de romperme el culo, abuelo.

- Cállate y muévelo como Dios manda. ¡Joder! – dijo tirándola del pelo –

Marisa obedeció y volvió a mover las caderas, agitando con fuerza la polla que la tenía empalada y la estaba reventando el culo.

- Siga contando, abuelo. – dijo Luisito babeando –

- Uffff. Teníais que ver cómo se movía la zorra, me pedía a gritos que la follara el culo. Según ella, vuestro padre no quería porque decía que era un ...

... sitio impuro. ¡Menudo huevón está hecho!

- ¿Quién? – preguntó Paco - ¿El cornudo?

Ramiro no sabía si ponerse a llorar, hasta sus hijos hablaban de él faltándole al respeto.

Pensó en sus dos amigos y cayó en los detalles, los dos eran médicos y trabajaban en turno de tarde. Además, los fines de semana, cuando salían a cenar juntos, recordaba la complicidad que había entre la puta de su ex y esos dos sinvergüenzas.

¡Qué engañado le tenía! Menuda zorra había tenido en casa.

Miró hacia Yanira y vio que estaba desnuda, apretaba con fuerza sus tetas y se acariciaba con los dedos el coño.

Menuda paja se estaba haciendo la cabrona a su costa.

- Claro. – respondió el abuelo – Vuestro padre no la follaba el culo y me lo pedía a mí como una loca. Cada vez que la empotraba le salían espumarajos por la boca. Cómo chillaba la puta, era de lo más obscena. Teníais que haberla visto cuando vino mi amigo Pascual con el perro.

- ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? – preguntó Marisa moviendo el culo como si fuera una coctelera –

- Ayyy, Zorrón. Mucho quieres saber. Pero ya he contado bastante, si quieres que te lo cuente será haciendo tú lo mismo.

- Vale, vale. – contestó ella de inmediato – Lo hago cuando quiera, abuelo.

- Mira que no sabes lo que hacía.

- No me importa, abuelo. Usted nos lo cuenta y yo lo hago. No puede ser peor que esto que me hace ahora.

- Jajaja. Menudo zorrón estás hecho. Pasado mañana por la tarde, cuando tú padre esté con las ovejas, nos vemos aquí y ...