The boy next door 1
Fecha: 23/07/2024,
Categorías:
Gays
Autor: mzekzz, Fuente: TodoRelatos
Son ya casi las ocho y conduzco a oscuras por las carreteras del viejo barrio de mis abuelos, casi obligándome a no dar la vuelta e irme a mi casa. En general no me suelen gustar las reuniones familiares, pero sin duda Nochebuena es la peor, odio tener que poner buena cara a gente que a penas veo a lo largo del año, que me sienten en la esquina de la mesa con los niños y tener que conducir tardísimo de vuelta a casa, pero bueno, al menos de momento tengo casa. Mi compañero de piso se ha ido a vivir con su novia hace un par de meses, cosa que respeto, pero no pensaba que me costaría tanto mantener el piso yo solo. Trabajo en el ayuntamiento de mi pequeña ciudad, la cual se ha convertido en una especie de parque temático en la costa para los turistas. Los alquileres no paran de subir y en verano es casi imposible salir a la calle, pero por alguna razón me niego rotundamente a marcharme de allí, del lugar en el que he vivido siempre. Supongo que es una cuestión de nostalgia, o el miedo que no me gusta reconocer que le tengo a las grandes ciudades. En fin, supongo que me tocará seguir pagando mi carísimo piso en mi puñetera nostálgica ciudad.
Volviendo a la noche que nos concierne, aparco mi coche en la calle completamente vacía y rodeada de casoplones y me doy un momento para fumarme un cigarro antes de dirigirme al de mis abuelos.
Toco el timbre de la puerta del jardín y a los segundos me abren sin ni siquiera preguntarme quien soy por el interfono, supongo que esperan ...
... a demasiada gente como para preguntar cada vez que llega alguien. Entro y veo a lo lejos, en la entrada de la casa, una figura alta y delgada que conozco bien; Francisca, mi abuela. Nunca la he llamado abuela no yaya ni nada por el estilo, eso lo dejo para la madre de mi madre. No, con Francisca tengo una relación un poco más fría, así que la llamo Paca.
—Diego, cariño, te llevamos esperando un cuarto de hora. —Perfecto, eso significaba que ahora llamaría la atención al llegar el último y todos tendrían un comentario en broma y a la vez cargado de veneno sobre lo impuntual que soy, para ir empezando la noche.
—Lo siento Paca, hay un tráfico horrible, —Mentira, es que no quería venir— he venido lo más rápido que he podido. Dime, ¿ha llegado ya papá?
—Claro, cielo, hace un rato, ya te he dicho que te estábamos esperando.
Entramos juntos al viejo recibidor y ya noto el calor sofocante de las treinta personas que deben estar esperándome en la mesa. Mientras Paca me quita el abrigo y lo guarda en el armario me miro al espejo que hay colgado en la pared y me doy cuenta de que tengo peor cara de la que me gustaría, he estado haciendo horas extra estas últimas semanas y mi cuerpo lo nota. Estoy más pálido que de costumbre y me están saliendo ojeras, pero prefiero dejar de verme antes de encontrarme algún que otro defecto, porque por otro lado he adelgazado un poco últimamente por el estrés y seguro que alguien me hará algún cumplido por eso a lo largo de la noche, de la ...