Desnudando el Alma III: Placeres en la Oficina - Relatos Eróticos

Desnudando el Alma III: Placeres en la Oficina

... ciudad.

El aire fresco acaricia nuestra piel mientras nos paramos frente al ventanal, el resplandor del sol iluminando nuestra figura entrelazada. La excitación se vuelve palpable en el aire, como una corriente eléctrica que nos envuelve y nos impulsa hacia adelante.

Con un gemido de excitación salvaje, me empujas con fuerza contra el ventanal, sintiendo el frío cristal contra mi piel desnuda. Mis manos encuentran su camino hacia tu cuerpo, explorando cada contorno con una avidez insaciable. Puedo sentir el calor de tu deseo irradiando hacia mí, avivando el fuego que arde dentro de mí.

El palpitar de tu polla entre mis manos despierta nuevamente mi apetito por tenerla de nuevo en mi boca. Pero tu tienes otros planes y me invitas a que me de la vuelta para tomarme por la cintura con tus con tus fuertes manos.

Sin más palabras, siento como tu polla me penetra de un golpe hasta el fondo provocando un gemido ahogado de placer en mi garganta. La sensación de plenitud me embriaga mientras tus embestidas son cada vez más profundas y frenéticas. Mis uñas se clavan en el cristal del ventanal, buscando anclarme a la realidad mientras me dejo llevar por la vorágine del deseo.

El roce áspero del cristal contra mi piel desnuda solo intensifica la sensación de placer que me consume por completo. Cada embestida es un recordatorio del poder y la pasión que compartimos, una danza salvaje de entrega y deseo desenfrenado.

Mis caderas se mueven al compás del tuyo, buscando ...

... una conexión aún más profunda mientras nos perdemos en la espiral del placer. El mundo desaparece a nuestro alrededor, reducido a la unión carnal de nuestros cuerpos en llamas.

Siento cómo el éxtasis se acumula en lo más profundo de mi ser, una explosión de sensaciones que amenaza con consumirme por completo. Cada embestida me lleva más cerca del borde, más cerca de ese momento de éxtasis absoluto que sé que está al alcance de mis dedos.

Y entonces, cuando estoy al borde del abismo, siento cómo el placer me envuelve en una ola imparable. Grito tu nombre en un frenesí de éxtasis mientras me sumerjo en el abismo del placer, dejando que las sensaciones me arrastren a un lugar más allá de la razón y la cordura.

En medio del caos del placer, nos convertimos en uno solo, fusionados en el fuego de nuestra pasión compartida. El mundo se desvanece a nuestro alrededor, reducido a la esencia misma de nuestro deseo ardiente mientras nos entregamos por completo al éxtasis del momento.

Puedo sentir cómo tu cuerpo se tensa con cada movimiento, cada embestida, cada contacto. Tus gemidos resuenan en mis oídos como una sinfonía de placer, alimentando el fuego que arde dentro de mí.

Mis manos acarician tu espalda, buscando anclarse a ti en medio del vendaval de sensaciones. Cada músculo de tu cuerpo se contrae con el esfuerzo, cada respiración entrecortada revela la intensidad del placer que compartimos.

Y entonces, cuando estamos al borde del abismo, cuando siento que no puedo ...