-
El nuevo maestro del pueblo (12)
Fecha: 30/07/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
Primer objetivo cumplido Me despedí prometiendo que volvería al día siguiente y me moví entre las sombras sigilosamente hasta llegar a la parte trasera de la casa de Virtu. Había recibido varios mensajes de ella diciendo que la apetecía verme y la conteste estando en casa de Carmen que cenaría con ella. Nada más acercarme a la puerta trasera salió a abrirme y me hizo pasar con rapidez. Iba con un vestido oscuro y austero, como la primera vez que la vi. - He preparado algo de picoteo, jamón, queso, chorizo... Espero que te guste. - Estupendo para acompañar al vino. Después de cerrar la puerta con una gruesa cerradura me miró con ojos chispeantes. Se acercó hasta mí y me rodeó el cuello lentamente con los brazos. Posó sus labios contra los míos y sentí como su lengua recorría mi boca. Fue un beso largo, lascivo, impregnado de deseo y lujuria. Casi pude oler ese deseo que rebosaba por todos los poros de su piel. - Voy a cambiarme. Ves tomándote un vino. Me senté y me serví vino a la vez que probaba el jamón y el queso que había dejado en una bandeja sobre la mesa baja. Mis pensamientos volvieron al lío que retozaba en mi cabeza. Tenía que convencer a Virtu para que volviese a esas fiestas depravadas, educar las aptitudes de Carmen, y arrastrar a Candela a ese sexo que descocía para que asistiese a las citadas fiestas de Genoveva. Tenía algún mensaje de Candela y abrí el móvil para leerlo. + Espero con impaciencia tu visita una noche de estas. No ...
... tardes. No me sentía bien ante esas propuestas de engaño, pero me jugaba mucho dinero. Estaba dispuesto a hacer lo que Genoveva me había pedido, pero necesitaba estar convencido de que esas mujeres lo desearan de verdad sin arrepentirse después. Oí los tacones cuando bajaba las escaleras y giré la cabeza. Mi polla dio un meneo bajo el pantalón al verla con la ropa que se había puesto. Una minifalda de cuadros rojos y azules tableada que tapaba lo justo para que no se le viesen las bragas, y una camisa blanca tan solo anudada a su cintura dejando un excitante escote y el vientre al aire. Se acercó hasta mí contoneándose con un movimiento de caderas ligeramente exagerado. Esbozó una ligera risa, supongo que fue al ver la cara de capullo babeante que se me había puesto. - Te gusta? - Estás… preciosa! – exclamé sin llegar a cerrar la boca. Se sirvió vino y se sentó a mi lado dando un trago. Después de dejar la copa sobre la mesa me miró con intensidad. En ese momento vi cómo se le marcaban los pezones bajo la camisa de forma ostentosa y casi alargo la mano para tocarlos. Esa mujer me excitaba sobremanera. Ya había experimentado sus rarezas la vez anterior y no quería provocar situaciones parecidas. Acerqué lentamente mis labios a los suyos y nos fundimos en un largo y jugoso beso. Lo aceptó de buen grado y se abrazó de nuevo a mi cuello. Con cautela, subí una mano metiéndola entre nuestros cuerpos para acariciar su vientre desnudo. Su cuerpo se retorció y el beso se ...