1. Un mal día (3 de 6)


    Fecha: 05/08/2024, Categorías: Sexo en Grupo Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos

    Parte I: "
    
    Un mal día (1 de 6)
    
    "
    
    Parte II: "
    
    Un mal día (2 de 6)
    
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    Parte III
    
    Con la ayuda del cierre a distancia, no me costó nada encontrar el vehículo en el estacionamiento. Era un Toyota Etios 5 puertas color blanco. Me acomodé en la butaca del conductor a las 8:27, según el reloj del tablero. Tiré mi bolso con ropa sucia en el asiento trasero. Mi corazón galopaba con fuerza. Estaba a punto de robar un auto. Nada más ni nada menos. Claro que iba a devolverlo cuando todo terminara, pero solo yo sabía eso. Con un poco de suerte, nadie se iba a enterar. El problema era justamente ese: la suerte, la puta suerte que parecía empeñada en querer joderme la vida desde temprano. ¿Y si Ulises se daba cuenta y hacía la denuncia a la policía? No, el pendejo le avisaría primero a los padres antes de llamar al 911. Aunque eso no cambiaba las cosas. Ellos llamarían inmediatamente a la policía. Y ese sí que sería un pésimo final. ¿Por qué iban a creerme cuando les dijera que solo lo había tomado prestado? ¿Se apiadarían de mí cuando les explicara que, en definitiva, se trataba de un acto de reparación porque el dueño del vehículo había violado mi intimidad? Mmmm… La ley no funcionaba de esa forma. Si te llevás un auto que no es tuyo, lo estás robando. Si robás son un delincuente. Y si sos un delincuente vas a la cárcel. Era así de sencillo.
    
    La imagen de mí misma con las esposas puestas, en medio de un operativo policial, me inmovilizó. Por un momento ...
    ... caí en la cuenta de lo inevitable: que ya estaba todo perdido; que ni siquiera con el auto iba a lograr llegar a tiempo a la entrevista. Pero que aún no era tarde para evitar un mal mayor. Estuve a punto de salir del coche y abandonar toda aquella locura. Tenía la mano sobre el tirador de la puerta. Cerré los ojos y respiré profundo una, dos, tres veces…
    
    El inútil de mi vecino nunca se daría cuenta. Entonces puse el auto en marcha y lo saqué del estacionamiento.
    
    El tablero marcaba las 8:31. Afuera diluviaba. Activé el limpiaparabrisas a máxima potencia. No obstante, la visibilidad era bajísima. Conduje con precaución hasta la avenida y, desde allí, en dirección a Retiro. El tránsito era lento, más lento de lo habitual, pero no se detenía. Llegar antes de las 9 era una utopía. No poder avisar de la demora agravaba aún más el problema. Pero iba a llegar. Iba a encontrarme con Nelson Iriarte y le iba a dar todas las explicaciones del caso… Bueno, casi todas.
    
    A los 15 minutos de viaje ya me había familiarizado tanto con el Etios de mi vecino que lo conducía como si fuese mío. No era tan confortable como el Peugeot 208 de Emiliano, pero me calzaba perfecto. Como conocía el camino de memoria, me relajé y me dejé llevar por mi auto robado. No es que estuviera orgullosa de ser una delincuente, ni mucho menos, pero el forro pervertido de Ulises se lo merecía. Más allá de que se trataba de su casa y de su baño… ¿cómo pudo violar así mi intimidad? ¿Cómo alguien puede ser tan ...
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