Un mal día (3 de 6)
Fecha: 05/08/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos
... “medio putita, como a vos te gusta” para ir a alguna cena o evento social, obviamente lo hacía sin chistar. Y hasta con un poquito de morbo. Pero, sobre todo, porque sentía que se lo debía. Que de alguna forma era lo que correspondía por todo lo que hacía por mí.
La peor de todas fue la que me hizo en la fiesta de fin de año de la clínica, hacía exactamente un año, justo antes de que me mudara con él a su departamento. Estábamos en pareja hacía casi cuatro meses. En esa época yo seguía viviendo en la residencia estudiantil pero él me ayudaba mucho con mis gastos. Eso me permitió, por ejemplo, salir del cuarto compartido y empezar a pagar uno individual.
Me acuerdo que la fiesta era en un hotel top en Puerto Madero. Nunca me lo dijo en estos términos pero, en pocas palabras, quería presentarme en sociedad. Quería mostrar a su nueva novia de 24 años. Quería exhibirme como a un trofeo. Yo podía ser una pendeja al lado de un tipo de 45 años, pero no me chupaba el dedo. Sabía perfectamente cuáles eran las reglas del juego y las aceptaba. Fundamentalmente porque tenía claro cuáles eran mis propios objetivos. Pero había algo más: hacer el papel de nena sumisa se me daba bien…
Aquella noche tocaba hacer el papel. Me puse un vestido azul strapless muy ajustado, con la falda hasta las rodillas, pero con un tajo frontal muy sugerente que cruzaba todo el muslo izquierdo… desde bien arriba. Por lo demás. Me puse unas sandalias negras de fiesta preciosas; una gargantilla de ...
... cuero, en composé con el calzado, con un dije de plata muy fino en forma de media luna. El pelo siempre suelto.
Estábamos en la terraza, tomando champagne cerca de la barra. La estábamos pasando genial. En un momento se acerca una pareja de vejetes muy (chetos) elegantes. Ella iba del brazo del señor. Era más alta y bastante más joven qué él. El viejo iba impecable con su cabello blanco y su esmoquin; era un poco más bajo que yo y sostenía un vaso de Whisky en la mano. No tenía menos de setenta años pero estaba en forma. Inmediatamente Emiliano me los presentó como el Dr. Sánchez Alvarado y su esposa. No hizo falta que me aclare que se trataba del dueño de la clínica, il capo di tutti capi. Ya había escuchado hablar de él.
Nos saludamos muy cordialmente. Hablamos de lo hermosa que estaba la noche. La señora elogió mi vestido y mi juventud. El viejo me hizo un chiste sobre el cuidado que debía tener con los anestesistas y su afición a experimentar con sus “pócimas”. No entendí muy bien dónde estaba la gracia, pero me sumé a las risas de los tres. Después el viejo le hizo un gesto a Emiliano y ambos se fueron en dirección a otro grupo de personas pidiendo las disculpas del caso. Me quedé a solas con la señora en una situación un tanto incómoda que desactivé pronto con la excusa más obvia y efectiva del mundo: necesitaba ir al baño.
Era una noche soñada. Calurosa, pero con una brisa suave que traía el río. Cuando volví a la terraza había perdido de vista a Emiliano. De modo ...