1. El Hombre de la Casa 9: Los Planes de Raquel


    Fecha: 06/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    Dejé de escuchar, recuerdo mi carrera en cámara lenta, subía de a dos escalones por paso. La toalla apenas estaba arremolinada en el suelo, la agarré rápidamente y la rodeé para intentar cubrirla. Torpemente, cubrí sus pechos, sin preocuparme que mamá podía ver su pubis desde la planta baja. No sabía qué hacer. ¿Qué estaba pasando?
    
    —No seas exagerada, Raqui. Luís está viendo.
    
    Sonaba completamente normal, no estaba gritándonos ni se oía enojada. Volteé a verla y vi que su cara estaba hecha un tomate, su mano ocultaba su boca pero su risa se escuchó fuerte y claro.
    
    —¡Mira nada más la cara que tiene! ¡Pobrecito! ¡Ándale, mejor ve y báñate, que buena falta te hace!
    
    Obedecí como si fuera un robot. Mi corazón se había detenido otras veces antes, pero ahora, mientras caminaba como autómata para recoger la toalla en mi cuarto, creí que estaba intentando salirme del pecho. Las palabras que intercambiaron esas dos mujeres fueron una incógnita para mí, yo sólo me bañé y me vestí en piloto automático.
    
    Apenas estaba recuperándome cuando bajé las escaleras, escuché que ambas estaban platicando amenamente. Pero mi pulso volvió a elevarse al ver que Raquel no sólo no se había vestido sino que la toalla sólo cubría su parte baja, como si fuera una servilleta. Ella me daba la espalda y mamá me llamó a sentarme a la mesa junto a ellas.
    
    —A ver, Luís. Ven, siéntate. Estaba platicando con Raqui y quiero que me digas, ¿te molesta tanto verla así?
    
    Las palabras “corto circuito” ...
    ... me quedarían cortas, estaba totalmente desubicado.
    
    —Pero voltea y veme, hermanito.
    
    Su mano me hizo girar en su dirección, el magnetismo de sus pezones hacia mis ojos hizo de las suyas. No me reparé en que el tiempo seguía su curso hasta que noté que aquellos botones comenzaban a convertirse en puntas que desafiaban la gravedad.
    
    —Pues creo que eso lo dice todo —sentenció mamá—. Creo que Luís está perfectamente bien. ¡Pero bueno, cierra la boca, hijo! —Obedecí—. Raqui dice que no te gusta la idea de ver su cuerpo así…
    
    —No fuera yo Julia, porque si no, andaría babeando…
    
    Nada de lo que estaba escuchando tenía sentido. ¿Se habían vuelto locas las dos? En ese momento creí que todo esto se había salido de control, no pude hacer nada más que quedarme viéndolas, atónito. Mi hermana menor estaba semidesnuda, en el comedor, platicando tan campante frente a mamá y yo, y ésta última, igual de tranquila. No sé si eso era un delirio, una especie de sueño sin sentido o qué.
    
    Para cuando mi cerebro pudo procesar la conversación, pude entender que lo que estaba haciendo Raquel era convencer a mamá que la dejara andar sin ropa en casa y ésta, lejos de negarse por completo a la idea, estaba sólo discutiendo de la reacción que podría provocar en su hija mayor.
    
    —Aparte, Luís no está acostumbrado y después de lo que pasó allá en el hotel, le vas a estar dando señales confusas, hija. Mira, una cosa son los besos, pero esto de empezar verte desnuda, de la noche a la mañana, es algo ...
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