1. El Hombre de la Casa 9: Los Planes de Raquel


    Fecha: 06/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    ... así con ella —Mentira—. Además, tú viste cómo casi me da el patatús cuando se encueró en las escaleras —Verdad—. Nunca pensé que fuera hacer algo así —Mentira.
    
    —No es la primera vez que la ves así, ¿verdad? —Y, de nuevo, la sangre se me fue a los talones —. No te quedaste parado del susto ni te volteaste para no verla, corriste directo a taparla.
    
    —Eh… bueno… yo…
    
    —No soy tonta, Luís. Sé que algo trae Raqui contigo. Ahorita que platicamos, me di cuenta que es ella la que intenta sonsacarte… y a mí también. Tú eres hombre, es obvio que todo esto te gusta… pero, acuérdate que es tu hermana y tú eres el mayor.
    
    Era una llamada de atención, aunque sus palabras no sonaban incriminatorias ni amenazantes, como aquella vez del beso. No reparé en que estaba sonrojada, ni que su blusa estaba desabotonada hasta que ella comenzó a cerrarla y a acomodarse el cabello.
    
    —Los cambios son difíciles, pero es cuestión de acostumbrarse —continuó. Eran las palabras que yo le había inducido—. Si ella va a empezar a experimentar esto del nudismo en casa y tú piensas unirte…
    
    —Es para apoyarla.
    
    —Sí, bueno… Si piensas apoyarla, ya se lo dije a ella, que no sea cuando esté tu hermana. Me consta que todo esto de verlos tan cercanos y cariñosos la pone muy incómoda, no quiero imaginarme lo que pensará si los ve desnudos.
    
    —Yo no me voy a quitar el bóxer, mamá. Tranquila.
    
    —¡Aún así! Incluso si los viera en ropa interior… no fuercen las cosas. Y ojo: ver, no tocar.
    
    —¡Ash! —era ...
    ... Raquel, bajando las escaleras—. Le quitas la parte divertida.
    
    —Lo digo en serio, Raqui —se levantó de la mesa y elevó el mentón, señal de que no estaba bromeando—. No quiero ser un ogro pero tampoco seré alcahueta. Esto de andar sin ropa en casa lo voy a permitir porque sé que prohibírtelo será contraproducente. —Su hija sólo sonrió de forma traviesa, dándole la razón—. Pero las reglas son claras: si molestan a Julia o si hay contacto físico, esto se acaba y punto final.
    
    Dicho esto, nuestra madre se apartó a zancadas. Sus tacones resonaron en cada escalón y se escuchó cómo corrió al llegar a la planta alta rumbo a su cuarto.
    
    —¿Te diste cuenta? —me cuchicheó. Tenía una mirada pícara y las mejillas rojas— Logré poner cachonda a mamá.
    
    —¿¡Qué?!
    
    La puerta que da a la calle se abrió, Julia había llegado.
    
    —Luego te cuento lo que pasó. ¡Hola, hermanita! —dijo elevando la voz y saludando a Julia con mucha efusividad—. Te estamos esperando para cenar, mamá está cambiándose en el cuarto.
    
    —¡Ah! Bueno… ¿qué tal estuvo tu graduación?
    
    La conversación siguió su curso y por unas horas, todos actuamos como una familia normal. Hablamos sobre el nuevo trabajo de Raquel, las peripecias de mamá en su nuevo puesto y los proyectos de la televisora que nos adelantó Julia. Era martes, por lo que la sesión de baile no se haría aquella noche, sino hasta el fin de semana y todos fuimos a dormir temprano.
    
    Al día siguiente, me ofrecí a acompañar a Raquel al café para su entrevista, ...
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