1. El Hombre de la Casa 9: Los Planes de Raquel


    Fecha: 06/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    ... pero me dijo que mejor pasara por ella cuando acabase. Yo sólo quería preguntarle por aquello que había quedado pendiente de contarme… pero decidió irse temprano junto a Julia, aunque su cita era hasta las 9. Pude escucharla repitiendo las frases que hacía meses le habían quitado su miedo escénico mientras esperaba a Julia en la entrada. El nuevo horario administrativo de nuestra madre le permitía no andar tan apurada en la mañana y ahora, podía desayunar a gusto, con calma.
    
    —Hacía mucho que no tenía tiempo de disfrutar un desayuno, gracias, hijo.
    
    —No es nada, son sólo huevos —dije, mientras nos servía otra taza de café.
    
    —Mi cuerpo está desacostumbrado a despertarse tarde, estoy con el ojo pelón desde las 6. ¿Y sabes qué hice? Vi una película, antes de siquiera levantarme de la cama. ¡Es maravilloso!
    
    —Me hubieras dicho y te llevaba palomitas, je, je.
    
    —No es mala idea, pero estaba pensando en ir al gimnasio. Me están saliendo rollitos —dijo mostrándome el diminuto bulto en su costado que sus dedos apenas podían agarrar—, y si vamos a salir de vacaciones a un balneario o a la playa, no quiero verme toda guanga.
    
    —¿De qué hablas? ¿No viste cómo se te quedaban viendo los hombres en el hotel?
    
    —¡Y dale con eso! No. No quise ni pensar que había gente viéndonos allá. Seguramente todos se espantaron cuando les grité a ti y a Raquel.
    
    —Mateo no te quitaba el ojo de encima —la molesté un poco.
    
    —¡Dirás a Julia! No se propasó en ningún momento —aclaró antes de ...
    ... sorber su taza—, muy caballero, él. Pero cómo la comía con la mirada cada que giraba.
    
    —¡Pero si hola! Que la sonrisa no se le borraba cada que bailaba contigo.
    
    —¡Ay, ya! Pero era un muchacho calenturiento, esos babean por cualquier par de tetas.
    
    —Es de mi edad, mamá. Él y yo éramos compañeros.
    
    —Pues, mira. Tú tampoco vendes piñas, hijo. Quieres ver hasta a tu hermana desnuda… bueno, no te culpo —dijo y de inmediato se llevó la taza a la boca.
    
    Decidimos no ahondar al respecto. Terminó de desayunar y se despidió. No fue hasta un par de horas más tarde que recibí el mensaje que esperaba para pasar a recoger a Raquel. Consiguió el empleo y empezaría a partir del día siguiente, me había comprado un capuchino sencillo y mientras una vez que nos alejamos del local, metió su mano en el bolsillo trasero de mis pantalones.
    
    —¿Quieres que te cuente de qué hablamos mamá y yo anoche?
    
    —Obvio.
    
    —Me preguntó si cogimos —soltó, la muy. Había esperado a que le diera un sorbo a mi vaso y se carcajeó viendo cómo me atragantaba y me limpiaba la nariz—. ¿Cómo crees? Ella se dio cuenta de inmediato que no era la primera vez que me veías desnuda y por eso inventé lo de que quiero andar sin ropa en la casa.
    
    —Vaya ocurrencia, la tuya. Me hiciste comprometerme a andar en calzones.
    
    —¡Ay, ajá! ¡Cuánto sacrificio! Mejor encuérate por completo y que nos vea mamá.
    
    La sola idea hizo que se me subieran los huevos al estómago. El exhibicionismo no me llamaba la atención y mucho ...
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