1. El Hombre de la Casa 9: Los Planes de Raquel


    Fecha: 06/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    ... menos la idea de que mi madre me viera. Por su lado, aunque dijera que fue víctima de la improvisación, Raquel se notaba completamente a gusto con el concepto.
    
    —¿O acaso no quieres verme desnudita?
    
    —No en frente de mamá.
    
    —¡Si bien que no dejaba de verme! Primero pensé que era pena, pero luego de un rato, me movía para un lado —dijo mientras hacía la mímica de su gesto— y sus ojos no se despegaron de mis pezoncitos. Yo también me puse cachonda y me le acerqué, con la excusa de que me acomplejaba no tener los melones que tienen ella y Julia. Ni notó cuando le desabroché la blusa, te digo que no me quitaba los ojos de encima, vio mi cuca y era como si estuviera ida. Hasta metí la mano en su bra y hasta ahí despertó y me dijo que me sentara. Dirá lo que sea, pero sus pezones estaban durísimos, estaba horny, Luís. ¡Se puso cachonda conmigo!
    
    Esto lo dijo ella con una sonrisa enorme y yo, con un bulto que me hacía difícil caminar de manera normal. Faltaban unas cuadras para llegar a la casa, pasamos por mi antiguo trabajo y Ulises, mi exjefe, me gritó:
    
    —¡Ese Wicho! —Cualquier que lo escuchara habría pensado que nos llevábamos muy bien, pero aquella era su forma de hablarme cuando quería que me dobleteara turno—. ¡Hace mucho que no te veo, ca’un! ¿Qué me cuentas?
    
    Estaba en la banqueta de enfrente y empezó a cruzar la calle en nuestra dirección. Pude notar que miraba de reojo a Raquel, instintivamente, me puse delante de ella y traté de apartarla.
    
    —Pues nada, ...
    ... luego de que me corrieras…
    
    —¡Wicho! ¡Wicho! —dijo, prolongando aquella palabra como si cantara—. Tú fuiste el que nos dejaste, no me hagas ver mal frente a la dama.
    
    —¡Es mi hermana, pendejo! —me salió del alma.
    
    Era un marrano con las chicas en el restaurante y por eso, casi todas renunciaban a los pocos días. Mis brazos se tensaron y mi mano libre era un puño, el instinto estaba apoderándose de mí. En mi vida me había peleado con nadie, pero el desprecio a mi exjefe no era nada comparado con el asco y enfado que me estaba provocando con tan pocas palabras.
    
    Él sólo se rio antes de toser como perro por su exceso de fumar cigarros, pero dejó de avanzar.
    
    —Pues ya está en edad de… —La buscó con la mirada—. Chambear.
    
    Volvió a reírse, sus dientes amarillentos se asomaban y el calor invadía mi cuello. Raquel empezó a jalar de mi playera por la espalda.
    
    —Vámonos, Luís —dijo ella, estaba asustada.
    
    Eso me hizo enfadar más, pensé que ella estaba asustada de él. Por más que sentía los tirones, las piernas no se me movieron un centímetro, Ulises tampoco se movió, la boca le temblaba pero siempre volvía a hacer esa mueca burlona. Mi hermana seguía llamándome, cada vez repetía mi nombre más y más fuerte. La gente volteó a vernos y esto hizo que ambos reaccionáramos. Vi a Raquel y entendí que estaba asustada de lo que yo iba a hacer y entré en razón. Me dejé guiar por ella y nos encaminamos de vuelta hacia la casa.
    
    —¡Para eso me gustabas, cuña’o! —gritó el infeliz y de ...
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