1. Andrea, secretaria y amante


    Fecha: 21/03/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... nauseas, pero se acostumbró tan rápido a ella que parecía como si le estuviera haciendo una endoscopia con mi polla. Aun con temor a ser vistos en tal labor, le dije que era mejor si la esperaba en mi oficina para "un dictado". La otra, ni lenta ni perezosa, agarró un bolígrafo y su libreta de apuntes, siguiendo mi rápido andar pues estaba que ya explotaba. Así que entramos a la oficina, cerré con llave la puerta y corrí las persianas del ventanal. De repente siento un empujón por detrás que me tira hasta la pared. Andrea se había vuelto agresiva. O era su naturaleza o de verdad estaba como una perra en celo esperando a ser complacida. Al quedar yo de cara a la pared, ella me tomó por detrás y empezó a tocarme el culo, a darme una especie de masaje. Luego buscó la hebilla de mi cincho y de un jalón me bajó el pantalón para quedarme nada más en calzoncillos. Le pregunte si no quería bajarme también el calzoncillo, a lo que ella respondió que no, pues le parecía más sexy dejar a su imaginación el paquetazo que tenía. Se encuclilló nuevamente y empezó a masajearme el culo metiendo sus manos dentro del calzoncillo. Con un movimiento de arriba hacia abajo tocaba cada parte de mis glúteos, y para descansar un poco de ese sube y baja me abría las nalgas. Estando así un buen rato, sus manos empezaron a juguetear en la parte de adelante. Sintió un poco de temor, pero un temor de ansiedad al tocarme por adelante, pues no me rasuro completamente la polla, así que empezó a jugar con mis ...
    ... vellos. En cada cambio de escenario, Andrea se entretenía por unos buenos minutos con cada parte, en el pecho, en mi culo, en mis piernas, etc., por donde quisiera y pudiera. Pues entre tanto masajeo, de repente me dice: -"¿Qué estás pensando?" A lo que contesté: "Pues estoy pensando en que lo que tu me estás haciendo es lo que yo te estaría haciendo." Sin pensarlo dos veces, me dijo: "Pues hazlo, haz más cosas todavía". Esa frase me puso a mil, así que me puse detrás de ella y sobre la ropa empecé a recorrer con mis manos todo su cuerpo. Empecé dándole besos en el cuello mientras mis manos empezaban a deslizarse por sus hombros para llegar a sus tetas, que como dije, son hermosas y grandes. Luego mientras que con la mano izquierda me quedé masajeando sus tetas, con la mano derecha empecé a tocarle su sexo, siempre sobre la ropa. Recuerdo que ese día llevaba una minifalda que dejaba ver las exquisitas piernas que tiene. Ella gemía de placer, pero un gemido que sólo se quedaba en ese cuarto. De repente me dice: "Soy tu puta, cojeme" Pero yo no quería llegar rápido al final, no quería sólo tener sexo y llegar al orgasmo. Quería que ella lo disfrutara, y por supuesto yo también. Así que me puse en cuclillas, siempre detrás de ella y empecé a masajear sus piernas ejercitadas. Eran duras, bien formadas y rasuradas. Empecé por los tobillos, por los gemelos, cuando llegaba al muslo ya no aguantaba a llegar a su sexo. De repente veo que corre un hilo de líquido por su pierna derecha. ...
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