Facundo y Luna (El inicio) - Relatos Eróticos

Facundo y Luna (El inicio)

... En fin, que me armé de valor y me situé entre los espejos. Aquí explico su ubicación. El primero estaba enfocado de tal forma que la luz de la luna que entraba por las ventanas se reflejaba en el.

Su gemelo estaba frente a este dejando un margen de dos metros exactos entre ellos. En este segundo espejo también se reflejaba la luz desde el otro. Lo siguiente que pasó me dejó sin palabras. La nube se disipó y la luz de la luna regresó. El vidrio del espejo tomó un tono líquido, se veía como si fuera un hielo trasparente muy delgado. Y sin más la vi. Si era un fantasma, juro que no me hubiera importado morir e irme con ella. Del otro lado la chica acomodaba su ropa en un armario. Luego se puso a sacar de una gaveta una especie de pijama, bastante grande y basto. Cosa que me causó risa. Por un instante bajé la voz pensando que me podía oír, pero no. Ella siguió a lo suyo y no se inmutó. Cuando se quedó desnuda mi respiración paró. Jamás en mi corta vida había visto un cuerpo tan hermoso. Para que negarlo, yo sin pareja y mirando la mujer más perfecta del planeta. Pasó lo inevitable. Osea me la saqué y me masturbé. Ella se quitó los zarcillos y al sacárselos, uno se le cayó al suelo. Este rodó hasta la esquina del espejo. La chica se agachó a buscarlo y verla allí arrodillada desnuda y casi palpable. Fue demasiado. Mi mano apretaba mi pene el cual estaba como una roca. A tal punto que me dolía.

Me ensalivé el glande y tras un par de meneos, me acerqué al vidrio eyaculando ...

... dos chorros de semen. Los cuales salieron disparados y para mi sorpresa traspasaron el espejo. Cayéndole en el pelo y la cara.

- Joder que Asco. ¿De dónde salió esto? ¿será un pájaro que está dentro de mi cuarto? Pero no parece excremento. Me voy a bañar, esto está muy viscoso. Bueno por lo menos no huele mal.

Yo Grité— ufff que rico por Dios

- ¡Que! Oí algo o serán ideas mías.

- Hostia, ¿pudo oírme?

Cuando se duchó, se cambió, se metió en la cama y apagó la vela que la iluminaba. Empecé a ladrar imitando a un perro, pero ella siguió acostada. Me dije: imposible que me escuché.

Miré el reloj y eran las 9 de la noche. Joder tengo que trabajar mañana. Me voy. Al darme la vuelta me fijé en el espejo a mi espalda.

Este distinto del otro, se veía el vidrio sólido. Sin embargo, con un tono demasiado oscuro. Esto último no me gustó nada. En ese momento sentí que había algo acechándome del otro lado y contrariamente a su gemelo. Este si me dio miedo.

Tomé mis cosas y me fui rápidamente de allí.

- Hola Papá

- Hola Hijo. ¿Donde estabas?

- Fui al depósito de la bisabuela

- Se llamaba Laura. Pero si te soy sincero solo la vi una vez. Era una mujer muy extraña.

- Me imagino. Bueno voy a la ducha.

- Vale hijo la cena está lista no tardes.

Después de cenar estuve tentado a contarle sobre los espejos. Sin embargo, desistí. Seguramente me tomaría por loco.

Los siguientes días me quedé hasta tarde, pero nada. Ni un ruido ni nada. Los espejos eran ...