¡Vica se lo cuenta a Samuel y este no la cree! - Relatos Eróticos

¡Vica se lo cuenta a Samuel y este no la cree!

... he conocido! –dijo el chico sin comprender.

–Y yo te miro y veo el chico más guapo y listo que he conocido Samuel, pero yo soy especial y eso tú no podías saberlo –dijo Vica.

–Entonces tú… –dijo Samuel sin saber qué decir en ese instante.

Vica cogió la mano de Samuel. Esta temblaba como temblaba la suya misma y las lágrimas volvieron a caerle por las mejillas rojas de ella. Con el Rímel corrido en sus lindos ojos verdes.

Temblando condujo su mano hasta sus ingles, con aquella faldita corta que llevaba a pesar del fresco de las mañanas aún en primavera en su ciudad, pero a ella no le importaba porque en su país hacía más frio. Allí Samuel recorrió su muslo caliente y suave como siempre pensó que sería el de una chica tan guapa como Vica, ella se incorporó un poco para separar su culo del banco y su mano entró bajo su falda y comenzó a rozar sus braguitas blancas con sus dedos.

Samuel sentía tal excitación que le resultaba difícil hasta respirar cuando sus dedos rozaron sus braguitas por abajo y él pensó que no pasaba nada que aquello era fantástico pero luego empezó a notar que lo que ella ocultaba, doblado hacia atrás en dirección a su ano no era lo esperado en una chica tan guapa como Vica.

El chico palpó allí abajo más decidido que antes y descubrió que su pene estaba en aquella inverosímil posición para ocultarlo a los demás, doblado hacia atrás.

–¿Esto es tu…? –dijo Samuel sintiéndose estúpido por hacer aquella pregunta estúpida.

Vica asintió con ...

... su carita llena de lágrimas dejándose tocar por Samuel. Este apartó sus braguitas a un lado y entonces su miembro se liberó y fue a caer en sus mano momento en el que el chico la retiro impactado por el descubrimiento de aquella mañana.

–¡Lo siento mucho Samuel! ¡Yo no quería mentirte! –dijo Vica con llanto claro y sincero en su mirada.

–¡No sé qué decir Vica! En serio no te sientas mal Vica tú eres maravillosa pero esto me ha dejado sin palabras dijo Samuel abatido en su asiento.

–Tranquilo Samuel, sé que debe ser duro para ti como lo está siendo para mí. Ante todo repito que no he querido engañarte, te quiero tanto que quería saborear tu boca, abrazarte y cogerte de la mano en esta bonita mañana antes de confesártelo, entenderé que no quieras saber más de mi aunque eso me dolerá…

Entonces Vica volvió a llorar profusamente y perdió la compostura. Samuel tuvo el instinto de abrazarla como habría hecho tan solo un par de minutos antes y lo hizo, consolándola con su abrazo y su pecho, permitiendo que este fuese su consuelo y enjugase aquellas lágrimas que tan natural y profusamente manaban de sus lindos ojos.

–En mi país se metían conmigo Samuel, ¡me tiraban piedras! Y un día me hicieron una encerrona entre varios. Por suerte mi padre me apuntó a artes marciales desde pequeña y sabía cómo defenderme, al igual que hice con Ramiro y salí victoriosa de esa pelea pero no de otras… –le confesó Vica.

–Ahora te entiendo, debe haber sido un infierno para ti Vica, nada ...