¡Vica se lo cuenta a Samuel y este no la cree! - Relatos Eróticos

¡Vica se lo cuenta a Samuel y este no la cree!

... hermana, pasaron una sobremesa muy animada.

Tomaron postres de la nevera y siguieron con risas y tertulia. Luego tomaron café en la merienda y así les dieron las nueve de la noche, cuando Vica se despidió pues su madre estaba al llegar.

Así termino su día y Samuel la acompañó a la puerta mientras la madre y la hermana les dejaban espacio para estar solos y despedirse adecuadamente.

–Me ha encantado conocer a tu familia Samuel, tienes suerte de tener una madre y una hermana tan animadas.

–Si bueno, siempre hemos estado muy unidos en esta casa –dijo Samuel sintiéndose un poco incómodo.

–Bueno Samuel entonces, ¿nos vemos mañana? –dijo Vica con su voz dulce.

Samuel sintió un nudo en la garganta y miró una vez más sus ojos verdes y su cara bonita.

–¡Sí Vica, nos vemos mañana! ¿Vale?

–Pues entonces hasta mañana –dijo Vica esperando un beso que no llegaba.

La situación fue un poco incómoda para ambos así que finalmente la chica se giró dispuesta a entrar en su portal apenas a unos metros del de él. Dio un par de pasos y se giró volviendo a ver a Samuel con su sonrisa y cómo este la saludaba con la mano.

Una punzada de dolor en su corazón sólo la sintió ella, lloró por dentro pensando que tal vez no le volvería a ver o peor aún que podría no podría volver a verlo cada día, así que tendría que hablar con su madre y que la cambiase de instituto pues, ¡no sería capaz de soportarlo!

Samuel cerró la puerta y sintió un dolor parecido al de ella, ¿por qué ...

... no la había besado? Presentía que era lo adecuado pero su cuerpo se quedó paralizado, le miedo le atenazó y no se atrevió. Los prejuicios tal vez fueron la causa, ella había sido un chico al igual que él y aún mantenía ese recuerdo metido en sus braguitas un secreto que ocultaba con celo para no ser atacada y ahora él lo sabía eso ya no podía cambiarse. Sólo podía decidir lo que hacer a partir de ese justo momento.

Cuando llegó al sofá halló a su hermana, pues su madre había entrado a darse una ducha y abatido se sentó a su lado.

–Tengo que contarte una cosa… -le dijo.

Natalia escuchó con atención a su lado, hombro con hombro, como dos buenos hermanos y comprendió su situación, se sorprendió con él cuando le contó la confesión del parque y casi lloró con él cuando este le confesó que la amaba a pesar de su secreto.

Cuando la madre salió de la ducha los vio allí sentados supo que algo pasaba así que se sentó junto a su hijo y ahora fue Natalia quien le contó lo ocurrido.

–¡Vaya sorpresa hijo! Pero, ¡si es guapísima! –concluyó la madre.

–Lo sé mamá, yo la quería tanto –se lamentó su hijo.

–¿La querías? ¿Es que ya no la quieres? –dijo su madre.

–No lo sé mamá –dijo Samuel.

–¡Es que ella le ha mentido! –intervino la hermana.

–Ya todos mentimos alguna vez en el amor chicos –dijo la madre con la voz de la experiencia–. Vuestro padre una vez me fue infiel, tan sólo una vez durante el servicio militar cuando estuvimos separados, me contó que una noche ...