La Pasión de Esther
Fecha: 28/08/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: TodoRelatos
... claro que algún golpe de cinto me hubiera llevado. Al que sí que se lo contó mi madre, fue al párroco del pueblo y… ¡Vamos…! Me tuve que tragar una buena bronca, sumado a unos incontables Padres nuestros y Aves Marías.
Le prometí a mi madre que no volvería a pasar, aunque también se lo tuve que prometer al párroco, a Dios y al espíritu santo, un poco más y se lo prometo también al cartero. A mi joven edad, no comprendía lo que le importaría al altísimo que una niña se estuviera masturbando… seguro que tenía mejores cosas que hacer que pensar en mí.
Es verdad que estábamos ya en la década de los noventa, pero entiendo que mis padres no hubieran cambiado su mentalidad, por eso no les culpo, además que mi pueblo era pequeño y rural, no les quedaba otra. Os diré una realidad que sigo pensando, incluso a día de hoy, en mi pueblo íbamos con diez años de retraso con respecto a los demás, si no eran más…
Después de todo aquello, intenté ser fiel a mi palabra, pero luego de dos largos meses de luchar contra mi fuego interno, al final, volví a caer. Lo sentía por Dios, por el espíritu santo y por mi madre, por el cura no, ese me daba igual, pero es que aquello no podía ser malo, en especial…, por el mágico gusto que me daba.
Mis años por el instituto fueron acabando y aunque traté de hablar ciertos asuntos que me rondaban la mente, no lo conseguí con mucho éxito. El tema de la masturbación, pues según lo que me contaban mis amigas, ninguna de ellas lo practicaba, cosa que ...
... con el paso de la edad, me di cuenta de que me estaban mintiendo.
Por lo que, aparte de sentirme a un bicho raro por mi pelo pelirrojo que, al menos, ya no era naranja, ahora tenía otra particularidad mayor, era la única que me daba esos placeres y pensaba en el sexo.
Lo mejor que tuvo mi paso por los últimos años en el instituto, fue conocer la sensación de los primeros besos. Esos tocamientos secretos en una esquina, la humedad de su lengua contra la mía… una locura. Pero lo que más me gustaba, era la sensación placentera que me llegaba a la entrepierna y me abrasaba, ¡buf…! No sabéis los placeres que me daba al llegar a casa. Por muchos Padres nuestros que rezase… las visitas a mi rajita, no disminuyeron.
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Llegamos a un punto de inflexión que coincide con una edad muy especial, los dieciocho años, la mayoría de edad. Estábamos cerca de entrar en los años 2000, nuevo milenio y un cambio importante, pero para mí, lo único relevante es que… conocí a Fran.
Me encontraba ya metida en la universidad, a la que acudía en un bus que tardaba cuarenta y cinco minutos en llegar, menudos viajes. Empecé la carrera de periodismo, creo que movida por los reporteros de guerra que veía día sí y día también en la televisión cubriendo la guerra de los Balcanes. Me parecían auténticos héroes e imaginarme en una aventura semejante, informando de los acontecimientos, mientras las balas volaban de un lado a otro sobre mi cabeza, me erizaba la piel.
A pesar de ser una de mis ...