Mami Culona está en casa (2/2) - Relatos Eróticos

Mami Culona está en casa (2/2)

... a Juanito.

Respiro hondo.

—¿Quieres que le diga a tu mami que no te sientes bien para que no tengas que bajar? —le susurro, acariciando suavemente su espalda. Estoy preparada para que en cualquier momento me jale la mano, pero no lo hace.

—Sería el regalo más especial que podrías darme hoy, tía...

—¡Venga ya, Jonathan! —exclamo, y entonces hago un esfuerzo por moverlo y hacer que me mire—. ¡Pareces un gilipollas!

Vaya que lo he ofendido. Mi sobrino tiene las mejillas sonrojadas y el ceño fruncido. Está a punto de decirme algo, pero busco la manera de encaramarme encima de él. Ahora abre sus ojos como platos y su respiración se hace más pesada.

—¿Q-qué estás haciendo? —pregunta con dificultad mientras me balanceo hacia adelante, maldiciendo el hecho de llevar unos pantalones tan ajustados—. P-pero tía, ¿q-qué haces?

Mi niño está asustadísimo. Este chaval es justamente eso: un niño encerrado en el cuerpo de un sexy hombre. Con un movimiento firme, tomo su mentón y lo levanto hasta que nuestros ojos se encuentran.

—¿Te lo explico con manzanas?

A continuación, me abalanzo sobre sus labios. ¡Qué boca tan deliciosa! Me cuesta trabajo abrirme paso, pues se muestra reacio a recibirme, pero insisto hasta que sus labios se abren ante mi boca insaciable. Dios, su saliva me vuelve loca. Entreabro los ojos presa de la excitación y noto que los suyos están cerrados con fuerza.Quiero sentirlo más… Su aroma, ese aroma embriagador de su loción, me pone ...

... demasiado cachonda; es un recordatorio de nuestro pecado y de que estoy con un hombre en quien confío plenamente, al que incluso podría decir que controlo.

Repentinamente, imagino que he dejado atrás a esos nefastos y brutos hombres que me jalaban del cabello para enterrarme en sus bocas. Sus manos delgadas y su aliento entrecortado no son nada intimidantes. Ahora estoy en el lado luminoso, donde tengo el control absoluto sobre mi sexualidad.

—B-basta, por favor, no podemos seguir así… —susurra él, separándonos unos segundos para recuperar el aliento.

—¿Por qué estás tan duro, eh, guarro? —contrataco, mientras una de mis manos se desliza por su pantalón. Disfruto cada centímetro de ese bulto, después de tantas horas mirándolo solo desde mi smartphone—. Me traes loca, loca…

Daría lo que fuese por saber lo que pasa por la cabeza de mi sobrino en este momento. Sus ojitos claros, llenos de misterio, y su puntiaguda nariz, que parece estar en constante búsqueda de respuestas, me están llevando al límite. Quisiera tenerlo en mi coño, comiéndomelo con locura, diciéndome cosas sucias…¡Señor, contrólame!

—Levántate, no quiero empujarte —me dice, con los brazos extendidos a los lados de su cuerpo—. Por favor, no quiero ser grosero. Hagamos de cuenta que nada de esto pasó.

—Pero ven aquí,papi… —musito con un tono seductor, mordiéndome ligeramente el labio y recorriendo su delicioso cuerpo con la mirada en cuestión de segundos. Mis dedos se deslizan hacia su corbata roja, ...