1. Con el hermano de mi marido


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Ese cabrón desobligado no sirve más que para darle mortificaciones a mis padres y a la abuela. Cree que con su vida bohemia de mierda que lleva se va a forjar un futuro, pero está equivocado.
    
    Joan Carlo se levantó del suelo, se bajó la cremallera, y sin quitarse el pantalón hizo saltar un gran trozo de carne que estaba más hinchado que mi corazón inflamado por el placer. El glande rosado brillaba sobre las venas del tallo, y con una sonrisa malvada se volvió a inclinar sobre mí y lo puso en los pliegues externos de mi vagina.
    
    —No puedes sacar tu frustración de este momento por lo de tu abuela diciendo esas cosas tan feas de tu hermano —defendí a mi amante, mordiéndome los labios por el deseo de saberlo casi listo para meterme su hermosa polla—, sea lo que sea es tu hermano. Tienes que ser más considerado.
    
    —¡No puedo tener consideración con alguien que a sus treinta y cinco años aún vive a costa de mi padre y de la abuela —contestó mi marido furioso, y la puntita del enorme glande en forma de hongo de mi cuñadito comenzaba a desaparecer dentro de mí—, que le pasan una buena pasta cada mes! Joan Caro es un vago sin oficio ni beneficio. No pensarás que vendiendo sus horrorosas pinturas en las galerías se mantiene, ¿verdad?
    
    —¡Ahhh! —grité cuando me la dejó ir adentro toda. Lo bueno que tuve suerte de cubrir la bocina del teléfono justo cuando el falo de mi cuñado invadió mis entrañas—. Cielo, cielo… iré… te juro que iré a lo de Joan Carlo y le diré lo de tu ...
    ... abuelaaaa.
    
    Andrés y Joan Carlo Rivadavia, aunque eran hermanos, tenían una rivalidad producida por las diferencias filiales que siempre tuvo la familia de su padre, que eran reconocidos y acaudalados; Joan Carlo siempre fue un cero a la izquierda para la familia, a quien siempre subestimaron por su rebeldía y desenfado, a diferencia del siempre correcto y moral Andrés.
    
    Joan Carlo era para todos “el artistilla”, el “remedo de Diego Rivera o de Piccaso”, el pobre vago bohemio sirve para nada que jamás habría podido estar al frente de los negocios de los Rivadavia como sí pudo Andrés. El que prefirió estudiar historia del arte antes que abogacía, o una carrera destinada a los negocios.
    
    Todo el mundo lo criticaba, lo menospreciaba, lo humillaba, y lo comparaba todo el tiempo con su hermano mayor, el bien portado, el bien decente; el ejemplo de los Rivadavia; Andrés.
    
    Yo fui la única persona en ese entorno familiar que descubrió el talento en la pintura de Carlo, desde la primera vez que me pintó desnuda. Conocí sus sueños, sus anhelos, sus aspiraciones, su apreciación tan desenfadada de la vida; sus preciosos murales.
    
    También encontré ese maravilloso talento para follarme como un animal salvaje al tiempo de conocerlo, después de casarme con Andrés. Andrés accedió a mis encantos por venganza al trato recibido en el pasado. Luego se enamoró de mí.
    
    Todo el mundo veía sus defectos, hasta que yo encontré sus virtudes. Aunque eran hermanos, Joan Carlo era más alto y atlético que ...
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