Con el hermano de mi marido
Fecha: 07/09/2024,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... el flacucho de mi marido. En otro momento les contaré cómo fue que inició nuestra perversa relación, y cómo nos hicimos amantes. Porque de que nos amábamos con locura, pues sí, nos amamos. Es una pena que la circunstancias no me permitieran divorciarme de Andrés para irme con su hermano.
El amor entre Joan Carlo y yo fue tanto así que concebimos un hijo, Carlitos, cuyo nombre se lo pusimos en honor a él, sin que Andrés sospechara, pues parecía más bien que el nombre era por su padre, don Carlos Rivadavia.
—Te lo agradeceré, Penny —me dijo Andrés—. Dile al cabrón zángano que si en algo respeta a nuestra familia se presente en el hospital cuanto antes.
Y dicho esto me mandó y beso y me colgó. Para entonces Joan Carlo me penetraba de forma descontrolada, arqueado sobre mí, con su lengua y la mía jugueteando y llenándonos de saliva, con el sudor adhiriéndose a nuestra piel, y nuestros gemidos perdiéndose entre el golpeteo de sus testículos contra mi perineo.
—¡Haaa! ¡Haaa! ¡Haaa! —gritaba yo.
No supe cuánto tiempo había pasado desde el inicio de nuestra cópula, hasta que el teléfono de Joan Carlo volvió a timbrar. Estaba segura que era mi marido en un nuevo intento por contactarlo; supe las intenciones de mi querido cuñado cuando me sonrió con malicia y estiró su brazo al buró para alcanzar el teléfono y responder a la llamada, manteniéndome aún penetrada, aunque yo le suplicaba que no lo hiciera.
—¿Andrés? ¿Qué quieres? —le dijo mi cuñado a mi marido, con ...
... un tono agitado en su voz.
—¿Dónde mierdas estás, Joan Carlo? —escuché que le decía Andrés muy enojado.
—¿Y a ti qué te importa?
—¡Te estoy intentando contactar desde hace más de tres horas y tú nada que me contestas ni me regresas la llamada, Joan Carlo! ¡Me da cólera que teniendo celular no me respondas!
—¡He estado ocupado haciendo cosas importantes! —respondió mi cuñado arreciando sus penetraciones contra mi coño.
—¿Y qué es eso tan importante que has estado haciendo, estúpido irresponsable? —le preguntó mi marido.
—¡Follarme a una prostituta! ¿Te parece poco? —contestó mi amante con cinismo, sacándome los pechos de la blusa para amasarlas con sus manos libres.
—¡Sin vergüenza! —se sorprendió Andrés.
—Si vieras las enormes tetas que tiene esta buenorra seguro que se te pararía el rabo por una vez en tu vida, Andrés.
—¿Es en serio lo que me estás diciendo, pedazo de mierda?
—¡Completamente en serio, Andresito! A diferencia de ti, yo sí disfruto de la vida, y para prueba esto —dijo, tomándome una foto de su enorme pene clavado a la mitad de mi húmedo y pegajoso coño—. Recibe el whatsapp, hermanito, estoy clavando una conchita depilada, mojadita, apretadita, con un lunar en la punta de su vulva. La muy zorra tiene un marido tan gilipollas como tú, con unos cuernos tan grandes que para lo único que le sirven a su putita es para masturbarse con ellos.
Andrés era tan soso en la cama (aunque no por ello quiero decir que malo en el sexo) que ni ...