1. Con el hermano de mi marido


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... siquiera sabía que yo tenía un lunar en la punta de mi vulva.
    
    —¡Basta de tu mierdería barata, Joan Carlo, me importa una mierda a quien te estés cogiendo justo ahora, lo que yo quiero decirte es que…!
    
    —Si supieras cómo se muerde sus gruesos y carnosos labios mientras la penetro; si vieras esos ojitos en blanco mientras disfruta cómo se la meto al tiempo que con mi mano libre masajeo una de sus deliciosos senos con su inmensa areola y su pezón puntiagudo y erecto; ¿quieres escuchar como gime esta putita? Vamos, mi amor —me dijo mi cuñado—. Enséñale a mi hermano cómo gimen las putas como tú; anda, andaaaa.
    
    Y con ayuda de un cambio en el color de voz comencé a gemir como una actriz porno; “¡Ahhh!” “¡Haaaa!” gemía y aullaba al compás de las embestidas que mi potro me concedía “¡Huuuy!” “¡Ayyyy!”. De un momento a otro Carlo me giró con violencia y me puso en cuatro en el borde del sillón. En esa posición me hundió su pene sin misericordia, lo que me sacó nuevos chillidos de placer, nalgueándome con furia.
    
    “¡Haaaaa!” gritaba yo con placer.
    
    Cabe destacar que mi marido jamás habría descubierto que la dueña de esos prosaicos y libidinosos gritos de gata en celo era yo, porque jamás me había provocado un grito de placer, salvo por uno que otro jadeo que a veces tenía que fingir. Reitero que no es porque fuera mal follador, sino soso, que es diferente.
    
    Andrés gritó en el móvil, diciendo:
    
    —¿Sabes qué? ¡Vete a la puta mierda!
    
    Y colgó, justo cuando Joan Carlo ...
    ... explotó dentro de mí, escupiéndome su esperma hasta mi útero.
    
    —¡Joder, cuánta leche siendo dentro, papi! —le grité a mi amante cuando me aseguré de que había apagado el teléfono—. Me la escupiste tan fuerte que sentí que de la vagina me saldrá por la garganta.
    
    Joan Carlo rio. Me giró de nuevo y se tumbó junto a mí, para comerme la boca con intensos besos.
    
    Justo en ese momento recibí una nueva llamada de Andrés, la cual me apresuré a responder;
    
    —¿Cielo? —dije, chupando los restos de semen de la polla de mi cuñado, arrodillándome sobre la alfombra—. ¿Ya se murió tu abuela? —pregunté casi en automático.
    
    —¡Joder, mujer! —dijo Andrés asombrado.
    
    Carlo reprimió una carcajada tapándose la boca.
    
    —Quiero decir que ojalá y no haya muerto tu abuela aún… sería tan trágico.
    
    —No, Penny, claro que no. La abuela Conchi sigue en terapia intensiva. Más bien te hablaba de nuevo para que abortes la misión que te había pedido. No quiero que vayas al apartamento de aquél cabrón de mierda; ya he hablado con él y la verdad es que no quiero que al ir te encuentres con una escena tan… prosaica.
    
    —¿Qué escena? —pregunté, con mi boca llena de los restos de semen de su hermano.
    
    —Nada, nada.
    
    —¿Estás seguro? Casi voy llegando a su apartamento. —Mentí, pues la verdad es que ya desde hacía mucho rato estaba dentro, con las chichis de fuera, con chorros de semen escurriéndome entre las piernas y con la polla de su hermano en mis labios.
    
    —Naaa. Date la vuelta y sal de ahí.
    
    —Está ...
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