Con el hermano de mi marido
Fecha: 07/09/2024,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... bien, cielo, como quieras. ¿En qué hospital está tu abuela?
—En el hospital de Santa Teresa.
—Muy bien, te alcanzo en una hora, corazón.
—De ninguna manera, prefiero que vayas por Carlitos —habló de nuestro hijo, o más bien al hijo que pensaba que era suyo cuando en realidad era de su hermano—. Que ya está a punto de salir de su clase de natación. Penélope, no quiero que le digas nada de su abuela todavía. La quiere mucho y sería una impresión muy fuerte. Quiero contárselo yo mismo.
—Como desees, cielos. Cualquier cosa me avisas, te amo.
—Eso espero, que me ames, o ya verás —me respondió mandándome un beso con su particular sequedad.
A veces me daba miedo. Era capaz de matarnos a su hermano y a mí si nos descubría. Estábamos jugando con fuego. Ojalá no nos fuéramos a quemar.
—¿Y bien? —le pregunté a Joan Carlo diez minutos más tarde, cuando nos enjuagamos y nos volvimos a vestir—. ¿Quieres ir con tu abuela?
—No, Penny —me dijo tomándome de la cintura. Cómo me fascinaba su estatura. Ni siquiera con mis altos tacones podía alcanzar su pecho—. Primero vamos por nuestro hijo, como te mandó el cornudo. Después ya veremos qué hacer.
Los dos se aborrecían. Mi instinto siempre me dijo que algo ocultaban para tal resentimiento. No era normal.
—¿Crees que la vieja despierte, Joan Carlo?
—No tengas miedo, y tampoco te sientas culpable —me dijo, acariciándome los labios que recién acababa de pintar con barniz rojo, contrastando con mi piel blanca y el ...
... pelo amielado—. Yo no me siento culpable. De hecho nadie tendría por qué culparnos. Su corazón ya estaba viejo. Y no era la primera vez que se infartaba. Por eso dijeron hace dos meses que tenía que tener tranquilidad y no permitir que tuviera sobresaltos. Nosotros no tenemos la culpa de que nos haya encontrado en su casa follando. Igual nadie nos vio salir de su casa; así que tampoco es como si nos fueran a culpar de nada.
Cavilé unos segundos y lo solté:
—Lo hice a propósito. Sabía que ella estaba allí y que nos encontraría. Sabía que podría haber acabado tal y como todo acabó.
—¿WTF? —me dijo sorprendido—. A veces me das miedo, Penny, eres muy siniestra, por lo que veo.
—Te digo que la escuché diciendo que te iba a desheredar, Joan Carlo. Y yo no podía permitirlo. Si al final me quedo contigo, no quiero padecer hambre. Esa mujer no te quiere, y a mí menos. Siempre supo que era una mala influencia para tu hermano, su nieto favorito. Así que si ella no tuvo compasión de nosotros, tampoco nosotros tenemos que tener compasión con ella. El problema estará si la muy ladina despierta y le cuenta a todos lo que vio. ¿Te imaginas? Nuestra infidelidad quedaría al descubierto.
Joan Carlo se terminó de poner loción en el cuello y respondió:
—Te prometo que no sucederá, Penélope; pasó mucho tiempo desde que la descubrieron inconsciente y la llevaron al hospital. Mi abuela ya tiene muchos años y solo está robando oxígeno. Además nunca le voy a perdonar lo que le hizo a ...