1. Volver siempre al incesto con mi madre


    Fecha: 11/09/2024, Categorías: Incesto Autor: MORADO SUBIDO, Fuente: CuentoRelatos

    ... cadera, dándole ese impulso que se volvió un grito otra vez en ella, tomamos un ritmo que volvía a gemir, ella iba y venía golpeando mi vientre, yo la cabalgaba, la estocaba cada vez más fuerte y me revolvía entrando y saliendo de su colita.
    
    —¿Quién te rompe este culito mamita?, ¿cuántas veces te lo hacen a la semana?
    
    —Seguí no pares… me hacen la colita cada vez que voy al “gim”, te dije; pero no pares; se llama Gustavo y me cogen en el vestuario.
    
    —¿Cómo que te cogen, putita?
    
    —Si a veces son dos, ¡No pares, que acabo!
    
    Cuando gritó ese orgasmo, se giró sobre ella misma y exploté en su cara llenándola de semen, mi madre con un dedo fue juntando toda esa leche y quitándola de sus ojos la llevaba a su boca saboreándola, y sin pensarlo, abrió sus labios como una “o” grande para que la penetrara otra vez y pajearme en ella, —aunque más no sea para sentir esos sabores en su garganta—, no sé cuánto tiempo estuvo chupándome, mordisqueando mi pija, atragantándose, refregándola por sus labios, por su cara, hasta que la tomó como en un rezo entre su manos y con una mirada lascivia, me sonrió.
    
    Nos incorporamos desnudos, cuerpo a cuerpo, nos dimos otro abrazo con un beso encendido y nos metimos juntos en la ducha; enjaboné su espalda, acaricié otra vez todo su cuerpo, apoyado todo yo en ella, mis manos envolvieron sus lolas y suavemente pellizcaba sus pezones enjabonados. Sentía que no había placer más excitante que coger con mi madre. Todavía no era media noche, y ...
    ... decidimos pasarla en ese “telo” hasta que amaneciera ese sábado.
    
    Envuelta en una bata dejando entrever sus lolas erguidas (que había operado hacía poco) mi madre me despertó, había pedido un desayuno y decidimos sí, irnos hacia nuestra casa en Pilar. Llegamos, —gracias a que todavía no había llegado mi padre— me zambullí en la piscina con mi boxer, mamá fue a cambiarse cuando apareció en el jardín con una tanga “colaless” y con un soutien que se quitó al entrar también la piscina. Estuvimos jugando largo rato, entre besuqueos y caricias calientes que yo provocaba rozando esa tanga, apretando otra vez su clítoris, esa caricia la vuelve loca y me come la boca otra vez con sus labios, cuando vuelve a apoyar sus pecosas tetas y sus pezones en mi pecho. Estábamos festejando nuestro reencuentro sexual y eróticamente incestuoso, ¡Nos gusta la palabra incesto!
    
    —No pudimos seguir cogiendo ese fin de semana—. Cuando llegó mi padre, mi madre estaba en su reposera tomando sol y yo como un buen hijo cortando el césped del jardín; pero en las noches, ella nunca dejó de pasar por mi dormitorio, al menos para besarme con su lujuria y contarme sus pecados de ninfómana. El placer, o el incesto persiste entre nosotros, porque ella es aún en sus libertinajes y con sus aventuras, secreto entre mis manos; o sus labios impuros rozando también mis labios, una vez y otra vez deseando satisfacer siempre el incesto libertino con mi madre. Ella como Yocasta, y aún más puta, y yo Edipo pero, cerrando los ...
«1...3456»