1. Una relación perfecta


    Fecha: 23/09/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: TodoRelatos

    ... raja. Carol coge su cabello, tira de él y aproxima su cabeza con rudeza, a la vez que con fuertes movimientos de cadera busca un placer que no tarda en llegar a modo de chorro en la boca de su cuñado. Los jadeos son intensos y subidos de tono, y es que, aunque quisiera, no podría parar. Su cuerpo convulsiona. Los espasmos de sus caderas son continuos, espaciándose conforme va remitiendo el clímax.
    
    La mortecina luz de la luna que penetra por la ventana le permite ver a su amante mirándola con la boca y el mentón brillante a causa de sus flujos. Él, a su vez la contempla ahíta y con las piernas le abre las suyas, de tal modo que la enhiesta polla no tarda en encontrar cobijo en la oquedad babeante. Carol exhala un gemido traducido en grito cuando el intruso penetra por completo invadiendo sus entrañas de un estacazo. La sensación es maravillosa y a la vez, nota que la va a partir en dos mitades, o va a ser desgarrada al igual que su hermana al dar a luz, sin embargo, el exceso de humedad facilita la labor y sus labios vaginales abrazan el pilón de carne con entrega. A continuación, su cuñado aumenta la cadencia progresivamente y un intercambio de gemidos, gruñidos y gritos terminan por quebrar la calma. Con las piernas de par en par balanceándose en el aire mientras dibujan formas ...
    ... inconexas al compás de los embates, Carol cierra los ojos y se muerde el labio para no gritar de placer. Encima de ella, Nacho gruñe y embiste como un toro en celo con sonoros y contundentes pollazos que conducen a su cuñada a otro orgasmo que supera con creces el anterior.
    
    Carol se aferra a las nalgas del semental. Aprieta con saña y mueve la pelvis sincronizándose con cada golpe de riñones que él le propina hasta que queda exhausta y jadeante en la cama como una muñeca inerte. Es entonces cuando Nacho extrae la polla goteante, se da unos breves meneos provocando que la lefa brote a presión y salpique su cuerpo, sus pechos, su cuello, su cara y todo lo que se interpone en la línea de tiro, mientras el artífice de semejante corrida bufa como un miura y cae extenuado a su lado intentando recuperar el resuello.
    
    —Menudo polvo. Nos hacía falta, —comenta complacido al tiempo que coloca sus manos detrás de la nuca como un amante satisfecho.
    
    —¿Ahora hablas por mí? —añade ella valorando lo que acaba de pasar, y considerando que el hechizo se ha roto al darse de bruces con la realidad, una realidad que su sobrina recién nacida le remarca cuando rompe en llanto.
    
    —El deber me llama, —comenta Nacho levantándose ipso facto a atender a la pequeña.
    
    —Ella vuelve a observarlo, esta vez con desencanto. 
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