Sumisa infiel y marido cornudo relato bondage BDSM
Fecha: 28/09/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: parejasumisa, Fuente: SexoSinTabues30
... cada minuto eficiente, obediente y sumisa.
Me preguntó si lo aceptaba, y me salió un sí de dentro, espontáneo, natural, y real.
Fuimos a su despacho. Contrato laboral ya lo tenía redactado, tan sólo faltaba incluir mi nombre y mi firma, que plasmé cuando lo imprimió. Ya imprimido, me dio copia, y justo lo guardé en el bolso me dio una orden clara y escueta.
Me levanté de la silla, y tardé muy pocos segundos en colocarme en ese posado típico de los cacheos y de los prisioneros.
Me dijo que en ningún momento mirara recto, y tampoco mirara al Amo.
Entonces me dijo que me quedará inmóvil. Sus manos tomaron el cosido bajo de mi camiseta, empujó hacia arriba, y me quitó la camiseta. Por ello perdí el posado un instante, pero lo recupere sin esperar orden en menos de lo que dura un abrir y cerrar de párpados. Desabrochó mi sensual sujetador de lencería morada, y seguí en el posado erótico, ahora ya con mis pechos firmes y tersos al desnudo.
Empujar la minifalda fue muy sencillo pues era apenas una goma elástica, y le siguió de inmediato y sin pausa la braguita a conjunto. Tan sólo tuve que mover levemente una pierna para que fuese posible quitarme la ropa, pero de brazos seguí inalterable, apoyadas las palmas en la pared, bien lejos de mis hombros y por encima de la cabeza.
En apenas un minuto ya estaba desnuda, y de vestimenta tan sólo lucía los tortuosos zapatos de tacón de vértigo que hacía las delicias del señor.
Me ordenó seguir quieta, callada e ...
... inmóvil. Le oí abrir un cajón de su escritorio, regresar, y una venda de tela gruesa y elástica me dejó con los ojos vendados. Ya con los ojos vendados, tomó su teléfono, llamó a recepción, y preguntó si había llegado mi novio. Le dijeron que sí, y pidió que subiera.
Yo temblaba de nervios y emoción en silencio. Cuando sonó el timbre mi corazón se puso a mil, y ya cuando entró en el despacho se me disparó a ochenta latidos por minuto por lo menos. ¡Incontables! La entrada de mi novio fue muy intensa para mí. No habló, no preguntó, y no dijo nada. Supuse que debería de estar mirándome embobado pensé, que se debería de sentar en el sillón que vi al llegar, y absorta en lo que estaría pensando me sorprendió un azote de regla en mi culo.
Inmediato sentí el segundo, y dije “gracias, señor”.
Otro azote, “gracias, señor”.
Volvió a azotarme, y volví a decir “gracias, señor”. Lo decía yo tras cada azote, y aunque fue con la voz trémula seguí obediente hasta el último azote, quince en esa serie, “gracias, señor”, dije en el último. Con el culo rojo y caliente me ordenó mantenerme inmóvil en la posición hasta nueva orden. Yo seguía cabizbaja, y con el oído estaba sumamente atenta a si mi novio decía algo o hacia cualquier tipo de gesto. Seguía callado, y mi tímpano lo único que captaba era al señor moverse con un misterio sensual que me hizo más sensible a cada ruido. Entre los sonidos capté el chirrido del respaldo del sofá, y una sonrisa trazaron mis labios.
Me quedé en ...