Sumisa infiel y marido cornudo relato bondage BDSM
Fecha: 28/09/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: parejasumisa, Fuente: SexoSinTabues30
... labio a ambos lados de la mordaza se hizo mayor. Ya era un río de baba, y notaba en mi barbilla y mi pómulo un charco de baba que se había formado sobre la mesa.
Fueron cinco o diez minutos celestiales, o quince, no lo sé, porque no tenía reloj, y tampoco me importaba. Al final se corrió, y los orgasmos han de ser contagiosos, porque al mismo tiempo yo también me corrí. Entonces se apartó, y aún yo jadeando y suspirando por la respiración acelerada de la excitación noté una fusta azotar mi nalga diestra.
Azotó un segundo, y al decir el mismo “gracias, señor” me dijo que no me entendía, que no vocalizaba bien, que debía de aprender a vocalizar, y en cada azote yo intentaba decir “gracias, señor” con mayor claridad pero era imposible. El culo me ardía cuando volvió a meter un vibrador, y a la vez que lo agitó adelante y atrás volvió a imprimir otra tanda de azotes en mi culo que debía de estar de rojo brillante. Debió de ser unos veinte cuando se detuvo.
Liberó mi cuello de la mesa y me quitó la mordaza cuando recuperé la verticalidad.
Me quitó la venda, y vi nítida la imagen de mi novio contra la pared, desnudo, con sus ojos vendados agachados mirando al suelo, y la polla tiesa a reventar, que casi daba contra la pared. Se había excitado muchísimo oyéndome.
Entonces me dijo que lo iba a limpiar. Me quitó las pinzas de los pezones, después todas las esposas, me entregó el juego de muñecas con la llave, y me ordenó que se las pusiera a mi novio. Sin pensármelo, ...
... fui rápida hasta él, cogí sus brazos con decisión y firmeza, y cumpliendo sus órdenes cerré las esposas en las muñecas de mi novio atadas a la espalda. Ya atado, me dio las pinzas.
Curiosamente no dijo nada, no habló, no comentó, sólo emitía resoplidos y sonidos guturales y nasales que reprimía en cada azote. Le arreé hasta treinta, y allí el economista me ordenó parar. Tenía el culo que se notaba la temperatura caliente sólo acercando la mano a la piel.
El juguete que me dio me pareció una idea maravillosa, que yo lo había pensado más de una vez y que lo habíamos hablado con mi pareja, pero al final, con aquello de que lo vas dejando para el día siguiente, nunca lo habíamos comprado. Se trataba de un cinturón de castidad, y sintiendo una mezcla de emocionada y excitada me acerqué a mi novio, lo volteé, introduje su pene flácido dentro de la jaula diminuta hecha de rejas sólidas, cerré el aro detrás de sus testículos para afianzar el cinturón, y lo bloqueé con el candado. Quedaba de ese modo su pene inservible para sexo, dado era imposible erección o penetración con su forma curva hacia abajo, y el gemido de frustración e impotencia y sumisión que emitió mi novio me excitó muchísimo. Llave no me dio, con lo que es fácil deducir que se la tenía guardada, y que de ninguna manera se podría quitar el cinturón de castidad que estaba obligado a llevar, sin tener la llave.
Tomé paños y productos de limpiar muebles en un armario de cuarto de limpieza, y comencé a limpiar a ...