1. Amor familiar (capitulo 1)


    Fecha: 02/10/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Incesto Autor: cleversex, Fuente: SexoSinTabues30

    ... pueblo. Lo tenía todo previsto, y nada más llegar había planeado tener con mi hermana una tarde memorable, pero no fue así. El tren se averió en La Navata y después de estar esperando más de una hora, decidieron llevarnos a los destinos en autocar. De que llegaron los vehículos, fueron acoplando a los numerosos pasajeros y partimos, llegamos a la casa ya de noche, sobre las ocho y media. Todos mis planes a la mierda. De todas maneras no iba a desaprovechar la noche, pero seria algo más tranquilito: lo gordo lo dejaría para el día siguiente.
    
    La casa estaba helada cómo una cámara frigorífica y es que estábamos a finales de mayo y en el pueblo, aunque por la mañana se estaba bien, por la noche la temperatura caía en picado. Mientras yo me dedicaba a conectar la calefacción y a encender la chimenea, Marina abrió unas latas para cenar.
    
    Cuándo terminamos, mi hermana se quitó por fin la cazadora y subió al baño a ducharse.
    
    —Jaimete, ¿dónde vamos a dormir? —preguntó mientras se desvestía en el baño.
    
    —En mi cama que es más grande, —la contesté. Y era verdad porque mientras ella tenía una cama pequeña, yo dormía en la antigua habitación de mis abuelos que tenía una cama de matrimonio. Y asomándome al baño añadí—: siempre que estemos solos dormirás conmigo, y olvídate de los pijamas y los calcetines para dormir.
    
    —¿No tendré frío?
    
    —Te garantizo que no.
    
    Al rato oí el secador del pelo y unos minutos después salió del baño mientras se peinaba.
    
    —¡Qué asco! Me olía el ...
    ... pelo a tabaco, —se quejó—. Ese gilipollas asqueroso que teníamos detrás en la cola del autobús no hacia más que fumar.
    
    —Ya me dí cuenta, —dije entrando en el baño para ducharme—. ¿Podías preparar una copa?
    
    —Voy.
    
    Cuándo salí del baño, Marina estaba sentada sobre la cama con las piernas cruzadas. Me miraba expectante cómo los perrillos a su amo, y la verdad es que esa similitud era exacta y quería convertirla en definitiva. Cogí el vaso de whisky que había sobre la cómoda y me lo puse a la altura de los ojos: estaba muy lleno.
    
    —Es que también es para mí, —dijo mi hermana.
    
    —¿Vas a beber? Nunca lo haces.
    
    —Ya, pero me apetece. Échate agua si quieres: todavía no hay hielo.
    
    Eché un poco de agua y me acerque a mi hermana tendiéndola el vaso. Lo cogió, dio un trago y puso cara rara al tiempo que sus pezones se ponían duros cómo canicas. Dejé el vaso sobre la mesilla y cogiendo unos trozos de cuerda que traía en la mochila, rodee la cama y empecé a atarla las muñecas cruzadas. Después la tumbé, la pasé el brazo por debajo de su cuello y abrazándola empecé a besarla. Fue curioso porque a pesar de estar mucho tiempo esperando que llegara este momento y follarla con todas mis fuerzas, ahora, lo que me apetecía era besarla y abrazarla. Al sentir su calido cuerpo junto al mío mi polla, que ya estaba erecta, se puso mucho más, o eso me pareció a mi. La froté contra ella, pero rápidamente dejé de hacerlo porque me iba a correr y no era cuestión de desperdiciar el disparo. ...
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