Confesiones (2): Chofer
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
Confesiones
Autor: Kurosko, Fuente: CuentoRelatos
Me pasó hace un rato. Yo tenía unos 23, 24…
Trabajaba en una agencia de seguridad privada, me echó la mano un compa. La paga era buena y que los turnos eran fijos, nada de rolar ni cambios de días de descanso. La jornada sí era de 12 horas, pero siempre teníamos wifi en las casetas o si no, el teléfono que nos daban en la empresa tenía plan ilimitado.
Primero estuve en una placita de locales, nunca pasó nada. Luego, me mandaron llamar para contarme que iba a cambiar de locación y ahora iba a trabajar en una casa. Yo creí que se referían a una caseta de fraccionamiento, resultó que era una caseta para poder entrar a la casa.
No era una mansión, estaba en un fraccionamiento, acá, bien elegante, de esos donde la gente compra terreno y construyen a su bola. El terreno era grande, pero había más grandes en esa zona, ninguna colindaba con la del vecino, ni que fueran de interés social. Tenía muros gruesos, cosa que no todas las otras casas tenían y dentro, había unos diez metros de patio y jardín alrededor de la casa, de dos plantas y terraza. La alberca atrás era chica, cabrían unas 10 o 12 personas dentro cuando hacían sus fiestas. Yo me espanté cuando vi árboles frutales, creí que eran… acá… ya sabes, de esos… al principio pensé que en cualquier momento iba a ver un tigre o algo así.
Nunca supe a qué se dedicaban, pero de que cagaban dinero, cagaban dinero. Dicen que me recomendaron porque nunca había robado nada y, parece ser que eso era raro en esta chamba. No ...
... esperaba que me recibieran, pero la señora de la casa pidió verme junto a la jefa de limpieza. Habrá tenido unos cuarenta y tantos, porque sus hijos estaban ya huevuditos, pero se conservaba re bien, la condenada. Era delgada y con los tacones estaba de mi vuelo (yo mido 1.81), era de piel morena pero llevaba el pelo de rojo. Estaba sentada con las piernas cruzadas, meciendo un pie en el aire. Parecía una leona, siempre tenía esa mirada de estar a cargo de todo, no sólo conmigo, con todos, hasta las visitas… incluso su propia madre.
Entre semana, todo estaba bien muerto. Pero los fines de semana, se armaban las pedas bestiales y lo pesado era revisar la gente que entraba, tomar capturas de los carros, las placas y cuantas caras pudiera al ingresar y al salir. Se la mamaban, muchas veces me iba y la música todavía seguía sonando (no por nada las casas alrededor estaban vacías). Mi principal trabajo era echarle el ojo a la gente que se viera sospechosa, me tocó reportar gente que hacía destrozos por andar de borrachos y hubo una señora que quiso chingarse una estatua, la que armaron ese día. La echaron a patadas y nunca regresó, luego me enteré que era un familiar del esposo.
Y pues ya, pinche trabajo culero. Llevaba unos 4 meses y ya quería pedir que me volvieran a cuidar una tienda o un supermercado, algo más tranqui. Pero justo entonces, me mandaron hablar los dueños. La señora me dijo que no me fuera a la mañana siguiente y cuando llegó mi relevo, esperamos en la cocina a ...