Tiempos compartidos T04E03 “Mía” - Relatos Eróticos

Tiempos compartidos T04E03 “Mía”

... extraña. Al descender entendió que estaba en una playa de estacionamiento. El chofer la acompañó hasta el ascensor y marcó el piso 27, que resultaba ser el último. Antes de que la puerta se cerrara le deseó suerte con frialdad.

Se miró al espejo dentro del ascensor. Se acomodó el vestido y la pequeña melena de cabello rubio. Estaba completamente lista, pero sus pensamientos estaban en otro lado. Cuando el indicador marcó el número 27 y las puertas se abrieron, ya estaba dentro del piso. Avanzó caminando con seguridad y sin mirar atrás. Llegó al centro de la habitación y al instante se abrió una puerta lateral. Era Pedro Robles en persona. Lita se giró mientras él se acercaba a ella. Se saludaron con un beso en ambas mejillas. Él se alejó a la barra de bebidas y le sirvió una copa. Supongo que bebes esto –dijo él al tiempo que le proponía un brindis. Ella sonrió ampliamente. Se sentaron en un sofá muy amplio y él comenzó diciendo: –Creo que hemos acordado todo lo necesario, no es verdad?. Ella asintió. Todos los jueves –continuó él– a la misma hora. El regalo de 50.000 dólares por mes será en un único pago y en efectivo, si tú estás de acuerdo. Dolores volvió a sonreír y Pedro le acercó un sobre color madera de importante tamaño que tenía sobre la mesa. Ella lo puso debajo de su cartera. Él se levantó nuevamente y mirándola fijamente le preguntó: Me sorprende que nunca me hayas preguntado los detalles de nuestro trato. O eres demasiado ingenua o no tienes ningún ...

... límite.

Ella lo miró con picardía y le respondió: Tal vez ambas cosas.

Robles se levantó y tomó un control remoto en su mano. Al instante las persianas y cortinas se corrieron dejando ver una vista maravillosa de la nocturna ciudad. Lita se levantó también y se acercó a una puerta. Pedro le indicó que la abriera. Ella lo hizo y salió a una terraza desde donde se observaba la gran altura a la cual estaban. Desde allí se podía ver todo el río y su costanera. Él salió y apoyó sus manos en los hombros de ella, por detrás. El viento le movía el cabello de una manera sensual. Es fantástico –dijo ella susurrando. Todo esto es tuyo también –dijo él. Lita no se inmutó frente a ese comentario sugestivo, pero se dió cuenta que era el momento de iniciar la acción. Dejó caer los breteles del vestido y bajó la cremallera lateral. Inmediatamente la prenda de color carmesí cayó al suelo dejando a la vista del magnate un cuerpo precioso y esculpido. Ella era una jóven y bella universitaria. Y lucía como una prostituta de alta gama. Caminó unos pequeños pasos hacia delante y separó las piernas mientras se mantenía erguida. Es fantástico –dijo Pedro imitando las palabras que ella había utilizado. Dolores se puso las manos en la cintura marcando más sus curvas. Se giró lentamente, descubriendo sus pechos enmarcados por el sosten de tiras. Los pezones pequeños estaban erectos completamente. Llevó sus manos lentamente hacia su parte baja del vientre y con la punta de los dedos apretó ligeramente su ...