Tiempos compartidos T04E03 “Mía” - Relatos Eróticos

Tiempos compartidos T04E03 “Mía”

... pubis. Volvió a separar las piernas dejando ver la apertura frontal en la tanga. Sentía un leve cosquilleo en esa vulva depilada, fruto de la excitación y la ventisca del aire exterior. Se quedó así y casi inmóbil mirando los ojos de él que tampoco se movía. La tensión sexual aumentaba aceleradamente y en completo silencio. La camisa blanca de Pedro se ajustaba perfectamente a los músculos marcados de sus brazos. Allí había invertido horas en el gimnasio. Ninguno de los dos parecía tener intenciones de abandonar la situación. Ella levantó una de sus manos y comenzó a acariciarse los senos. Puso dos dedos en el pezón izquierdo y lo pellizcó levemente, mirando cómo reaccionaba él en cada movimiento qué hacía.

Todo esto resultaba inusual para dos personas que ya habían tenido sexo previamente. Pero la orgía del Club no parecía contar para ellos. Se estudiaban y deseaban como si nunca se hubieran tocado. Sin lugar a dudas, algo de Dolores habría causado una impresión particular en Robles. Él le había dejado una tarjeta personal en esa ocasión que ella había extraviado. Luego ella lo había buscado sin reparos. Ambos sentían algo especial. Lita estaba exultantemente bella y Pedro la admiraba como si fuera una obra de arte. Al cabo de unos instantes él se puso de lado, invitándole a pasar al interior. Ella caminó con sus tacones con lentitud y decisión. Las piernas estaban perfectamente contorneadas. Pedro le hizo un gesto para que lo siguiera. Llegaron a un pequeño espacio y ...

... él oprimió un botón. Sobre el lado derecho abrió una puerta y entraron a un ascensor completamente vidriado. El viaje de descenso durante 27 pisos fue un tiempo eterno en el cual Lita no podía dejar de observar hacia el exterior mientras él no le sacaba la vista a su agraciado culo. La noche estaba avanzada en horas, pero ella iba casi desnuda en un elevador con un desconocido hombre mayor. Sin embargo, nada la atemorizaba estando con Pedro. Todo era excitante y asombroso. Salieron al exterior de la torre y caminaron varios metros por un parque. Ella se agarró del brazo de él para poder andar con mayor estabilidad y tuvo una sensación de seguridad a su lado.

Prosiguieron caminando y Robles sacó unas llaves de su pantalón. Abrió una puerta de rejas que daba a una calle lateral y salieron al exterior. La noche estaba clara por la luz de la luna. Lita caminaba sin preguntar nada; sólo disfrutaba. Pero no hacía tanto calor afuera y se aferró un poco más a él, juntando las piernas para que el viento no le diera tanto en su entrepierna. Pero al momento sintió ganas de orinar. Muchas ganas. Él se percató inmediatamente y se separó unos metros. Dolores se agachó un poco y meó en la acera sin siquiera pensarlo. Pedro volvió a cogerla del brazo y continuaron andando un poco más. Lita ahora estaba excitada y deseaba algo más que tan sólo caminar semidesnuda. Él se frenó en la esquina y ella miró cómo le colocaba un pequeño lazo rojo en su cuello. Se desprendió el pantalón y sacó una ...