Las obsesiones inconfesables de mi hijo (2) - Relatos Eróticos

Las obsesiones inconfesables de mi hijo (2)

... que eres joven y tienes tus necesidades pero compruebo que esto va a más y hay que darle solución.- le comenté sacando fuerzas de flaqueza para intentar saber lo que le ocurría.

- ¿A qué solución te refieres?- me preguntó dándose la vuelta mirándome extrañado.

- Los deseos que tienes estoy comprobando que son demasiado impulsivos y descontrolados, el sexo hay que disfrutarlo pero tomarlo en su justa medida, quizá deberías consultárselo al médico….-me quedé con las palabras a medias.

- ¡Ni por asomo pienses voy a ir al médico a contarle lo que me masturbo o no! ¡Lo que faltaba ya!- exclamó increpándome.

- A ti te parece bien que encuentre mis bragas manchadas de semen al igual que retratos míos sobre los que te has corrido- no pude aguantar más y solté la verdad de lo que había visto.

- Mama yo…..- la mirada de mi hijo se posó en mis ojos a la vez que extendía su mano y la posaba sobre la mía.

- Hijo, sabes que no está bien, soy tu madre, debes encontrar una chica que te quiera y te despierte sensaciones – intenté tranquilizarle pero a la vez observé como el bulto sobre el pantalón crecía, lo cual volvió a aumentar mis nervios.

Luís se dio cuenta de la excitación que le estaba invadiendo y su cara cambió de color al comprobar el bulto que le sobresalía, el problema es que no era solamente mi hijo el que estaba sufriendo la situación, mi cuerpo era ya una continua olla a presión, me había puesto una camiseta y mis pezones marcaban mi excitación.

- Sé ...

... lo que me dices, pero no puedo evitarlo por mucho que quiero, perdóname.- la vista de mi hijo se quedó fija en mis pechos, mientras su polla seguía creciendo.

Noté la mano derecha de mi hijo cogiendo mi muñeca que estaba apoyada sobre la cama dirigiéndola a su entrepierna.

- Luís, no por favor- negaba con la cabeza pero sin perder de vista el contacto de mis dedos sobre la verga ya empalmada de mi hijo.

Mi hijo no respondió, su vista seguía fija en mis pechos endurecidos, y apretando mi mano sobre su polla deseando la frotara.

- Podrías comprobar si mi fimosis se ha curado del todo- me respondió con la respiración agitada.

Me quedé sin poder de reacción y mis dedos empezaron a abarcar aquel bulto sobre su pantalón, con sus manos manteniéndome la mirada se bajó el pantalón hasta que su vástago se cimbreó apuntando hacia arriba, era hermoso y de dimensiones apreciables, fina curvándose ligeramente hacia su tripa.

Aquello sobrepasó todo lo imaginable, notaba mi coño empapado, estaba echando a perder toda mi compostura, moral y educación de la que había hecho gala durante toda mi vida y encima ante mi hijo.

Una fuerza superior, invisible me empujó y agachando la cabeza mientras apretaba mis labios terminé por ceder y me metí en la boca eso que tanto estaba evitando pero a la vez deseando. Devoré su glande con mi lengua empezaba a entrar en éxtasis con la polla de mi hijo en la boca, provocando sus gemidos de placer y sintiendo como el aumento de su tamaño iba ...