1. Ni tan casta ni tan puta [01]


    Fecha: 23/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Reina de Picas, Fuente: TodoRelatos

    ... de su boca. Se sacó el velo de la cabeza, se restiró las medias blancas de nylon y se acomodó los ligueros. Finalmente la joven mujer se quitó el vestido, se acomodó la ropa interior que traía debajo del vestido, y volvió al cuarto matrimonial, sólo en bragas, medias, ligas y brassier.
    
    Andrés, al verla, perdió el aliento. Las mejillas se le pusieron rojas y su pene se sacudió.
    
    —¿Estás bien, mi linda esposa?
    
    —Un poco nerviosa, Andrés, pero creo que es normal. Por lo demás, estoy bien, con ganas de… entregarme a ti.
    
    Clara omitió que su conchita ya estaba vertiendo flujos vaginales. Tan mojada estaba que cuando caminó hacia su marido, oyó, avergonzada, el chapoteo de su entrepierna.
    
    La ropa interior de Clarita era más sexy de lo que Andrés habría imaginado. El brassier de Clara era blanco, transparente y con encajes. Andrés era capaz de visualizar sus bonitos pezones puntiagudos sobre las areolas rosadas.
    
    Andrés, entorpecido por los nervios, primero le besó la boca y después la ayudó a desnudarse con religiosidad. Conforme le quitaba una prenda y otra, su pene comenzó a reaccionar, poniéndose duro. Clara no lo sabía, pero su nuevo marido se había masturbado muchas noches pensando en la llegada de ese momento.
    
    Andrés no había sido inmune a las sucias fantasías de los demás invitados y también la había imaginado en muchas situaciones, desnuda, algunas escenas demasiado perversas para ser reales, pero nada se comparaba con afrontar su realidad y verla en vivo y ...
    ... en directo la deliciosa blancura de su esposa.
    
    Los pechos de Clara eran abundantes y lechosos. Sin tocarlos Andrés supo que eran suaves, dóciles y blandos al tacto. Su vientre era plano y con cintura pequeña. Sus cacheteros claros, mojados, ocultaban su conchita jugosa, pero se podía percibir una pequeña mata de vellosidad púbica de color ocre.
    
    Clara tenía unas nalgas muy deliciosas y excitantes a la vista; redonditas, paraditas y bien abombadas.
    
    Sus piernas torneadas, por el trabajo de campo, eran marcadas y corpulentas, y estaban enfundadas por un par de sensuales medias diáfanas de nylon blanco que se sujetaban por sensuales ligueros.
    
    —Estás hermosa, mujer. Te miras muy sensual.
    
    —Qué bueno que te guste, cariño. Lo escogí especialmente para ti.
    
    Sin duda, Clarita estaba preciosa, y esa lencería resaltaba aún más la sensualidad que Andrés nunca supo que tenía su ahora mujer.
    
    Clara se iba a quitar las medias y las ligas, para facilitar el acceso del pene de su marido, pero Andrés le dijo que se las dejara, que así se veía más sexy. Ella, apenada, sólo asintió con la cabeza y dejó que su instinto femenino la dejara llevar.
    
    Andrés volvió a besar a Clara en la boca, y poco a poco descendió hasta su cuello recién lavado. Al llegar a sus deliciosas tetas les dio unas trémulas lamidas.
    
    Los pezones permanecían erguidos, rosaditos, muy duritos, y Andrés jugó con ellos, usando su lengua. Clara apretó muy fuerte los muslos. El ardor de su útero la hizo vibrar ...
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