Viuda deprimida, madura agradecida - Relatos Eróticos

Viuda deprimida, madura agradecida

... dirás.

- Quería agradecerte que me salvaras la vida.

- Vaya, eso sí que no me lo esperaba.

- Estaba pasando por un momento horrible, pero ya lo veo todo diferente.

- Me alegro mucho, de verdad.

- Siento si te ha incomodado mi llamada.

- En absoluto, ¿por qué lo dices?

- Porque no te noto demasiado entusiasmado.

- Es que ahora soy yo el que no está en su mejor racha.

- Déjame y que te devuelva el favor.

- ¿Cómo?

- Creo que mi experiencia te puede servir para animarte.

- Te lo agradezco, pero...

- Dame solo una oportunidad, tomamos un café y charlamos.

- Supongo que eso no me puede hacer ningún mal.

Acepté básicamente por compromiso. Quizás no me llovían los planes, pero mi idea de diversión no era salir a tomar un café con una mujer que me doblaba la edad y que hacía semanas había intentado suicidarse. Dudaba mucho que fuese el mejor ejemplo para animarme, aunque tampoco perdía nada por quedar con ella e intentarlo.

Felicia y yo acordamos vernos ese mismo fin de semana en una cafetería que estaba bastante cerca de mi casa. Quizás era un poco triste citarme con esa mujer, pero más me lo parecía no tener ningún otro plan para el sábado por la tarde pronto. Mi idea era que fuese algo rápido y luego volver para encerrarme en mi habitación y seguir compadeciéndome de mí mismo.

Lo último que se me pasaba por la cabeza en ese momento era contarle a alguien mis planes, pero si alguien debía permanecer al margen ese era Derek. Podía ...

... imaginar perfectamente lo que diría se supiera que había quedado con esa mujer. Primero se metería conmigo y después intentaría convencerme de que debía ligar con ella.

Como no estaba acostumbrado a salir, el sábado por la tarde el cuerpo me pedía ponerme lo más guapo posible, pero decidí no hacerlo para que esa mujer no se llevara una impresión equivocada. Me puse la ropa más sencilla que tenía en el armario y partí hacia la cafetería, dispuesto a solventar cuanto antes ese trámite.

Nada más llegar me di cuenta de que Felicia no había tenido el mismo reparo que yo. Ella se había puesto de lo más elegante, de hecho, no parecía la misma mujer a la que conocí aquel día en el metro. En esa ocasión ya me pareció que tenía algo especial, pero, bien vestida, maquillada y con esa sonrisa de oreja a oreja resultaba de lo más atractiva.

- Muchas gracias por venir, Bran.

- Supiste convencerme.

- Me preocupó lo desanimado que estabas siendo un chico tan joven.

- Es que últimamente no me sale nada bien.

- ¿Problemas en el trabajo?

- No, eso es lo único que se mantiene estable, pero...

- ¿Sí?

- Le confesé mis sentimientos a una compañera y ahora todo es un poco raro.

- ¿Te rechazó?

- Me dijo que tenía novio.

- Las relaciones duran muy poco hoy en día, solo tienes que tener paciencia.

- Yo creo que me mintió por pena.

- No creo que sea eso, pero es un joven muy guapo.

- ¿De verdad lo piensas?

- Claro, y demostraste ser muy valiente y noble ...