Viuda deprimida, madura agradecida
Fecha: 24/10/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos
... al salvarme la vida.
- Fue algo instintivo.
- Ese día el metro estaba lleno de gente y nadie más hizo nada.
Cuando miré el reloj me di cuenta de que llevaba ya una hora con Felicia, pero el tiempo había pasado volando. Esa mujer sabía perfectamente qué decir para animarme, se notaba que ella también había pasado por malos momentos recientemente. Me aferraba al consuelo de que si ella había conseguido superarlos, yo también podría.
Escuchaba embobado todo lo que me decía y los minutos pasaban como si fuesen segundos. Realmente conseguía animarme, pero sus palabras eran tan reconfortantes que exageré mi mal para que continuara consolándome. Podría haber estado así toda la tarde, hasta que caí en la cuenta de que ella no me había contado nada y me interesaba conocer su historia.
- Lo siento, solo estamos hablando de mí.
- No te importa, quiero que te sientas bien.
- ¿Qué te llevo a tomar esa decisión tan drástica?
- Acababa de quedarme viuda.
- Vaya, lo lamento mucho.
- Pues no lo hagas, porque era un hijo de puta.
- ¿Entonces?
- No te das cuenta de que has estado en el infierno hasta que sales.
- ¿Mientras vivía nunca pensaste en suicidarte?
- No, porque pensaba que entonces él habría ganado.
- Pero una vez que murió y eras libre para vivir en paz.
- En ese momento solo me sentía una desgraciada por todo lo que había permitido.
- Creo que te voy entendiendo.
- Voy a evitar que tú pases por algo similar.
- ¿Cómo?
- ...
... Quedando otro día, por ejemplo, porque hoy ya es un poco tarde.
- Tienes razón, llevamos tres horas hablando.
Me hubiese quedado otras tres horas más, incluso el doble o el triple, pero Felicia tenía razón y era mejor dejarlo, sobre todo porque eso iba a provocar que nos viésemos otro día. Puede que no consiguiera que todos mis problemas desapareciesen, pero me quedé prendado de esa mujer y de su manera de hablar.
Volví a casa con una alegría que no tenía cuando me fui. Solo podía pensar en Felicia, en lo a gusto que había estado con ella y en las ganas que tenía de volver a verla. Era consciente de que no podía ilusionarme con la idea de tener algo con una mujer que me sacaba más de veinte años, pero no podía evitar visualizarnos juntos.
Tanto mi madre esa misma noche como Derek el lunes siguiente se dieron cuenta de que mi actitud había cambiado. Evidentemente, no les conté nada, ya estaba harto de dejarme aconsejar por los demás y en el escaso resultado que eso me había dado. Aunque lo mío con Felicia fuese una simple amistad, quería llevarla a mi manera.
Pasaron tres días y yo ya estaba ansioso por volver a verla. A todas horas sentía el impulso de llamarla o al menos enviarle un mensaje, pero me controlaba para no resultarle agobiante. Empezaba a pensar que se había arrepentido de quedar conmigo, que no quería contagiarse de mi energía negativa cuando ella comenzaba a ver la luz.
Cuando mi desesperación iba en aumento, recibí al fin un mensaje de Felicia. ...