Viuda deprimida, madura agradecida
Fecha: 24/10/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos
... Quería que volviésemos a tomar un café, aunque en esa ocasión me dio la dirección de su casa para que nos reuniéramos allí. Seguía pensando que esa mujer jamás querría algo conmigo, pero igualmente me puse muy nervioso.
Tenía claro que esa vez sí que pretendía impresionarla. Quizás no guardaba en mi armario ropa elegante ni nada que me hiciese parecer lo que no era, pero iba a intentar sacarme el mayor partido posible. Al fin y al cabo, ella misma había dicho que le parecía muy guapo. Aunque quería ser lo más cauto posible, me imaginaba todo el rato besándola.
Lo primero que me sorprendió al llegar a su casa fue que era bastante grande. Resultaba evidente que Felicia no tenía problemas económicos, aunque yo ya sabía por experiencia que el dinero no daba la felicidad. Ambos nos sentamos en su cómodo sofá y continuamos la conversación por donde la habíamos dejado la semana anterior.
- ¿Cómo está tu padre?
- Parece que algo mejor.
- A ver si se recupera del todo y te quitas esa preocupación.
- Ojalá, porque lo demás son tonterías comparado con eso.
- Todo tiene importancia, Bran.
- Ya, pero supongo que acabaré encontrando algún piso.
- Y el amor, que sé que es lo que más deseas.
- Puede, pero soy realista.
- Te castigas demasiado solo porque una chica te ha rechazado.
- Nadie quiere estar conmigo.
- Eso no es verdad.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque quizás haya una mujer con heridas similares a las tuyas que necesite tu juventud y ...
... vitalidad para acabar de curarse.
- Pues yo necesito la madurez y experiencia de esa mujer.
Siempre pensé que se me daría mejor pilotar un avión que interpretar las señales de las mujeres, pero en esa ocasión estaba convencido de que Felicia me estaba mandando una indirecta. Le respondí en el mismo tono y ella se quedó callada, mirándome a los ojos. Tras unos segundos que se me hicieron eternos, me acerqué a ella y la besé en los labios.
Temí haberme precipitado y que su respuesta no fuese buena, pero Felicia me correspondió y nos empezamos a besar cada vez con más intensidad. Hacía mucho tiempo que no me ocurría algo así, que no besaba a alguien que me gustara tanto. De hecho, no recordaba haberme liado con una que me hiciera sentir algo tan especial.
Mientras nuestras bocas se abrían lentamente para dar paso a las lenguas, ansiosas por encontrarse, yo solo podía pensar en dar el siguiente paso y atreverme a tocarla. Con el mayor de los disimulos y de forma muy sutil, coloque una de mis manos en su rodilla. Milímetro a milímetro fui ascendiendo a través de su pierna, hasta que llegué al final y la sujeté por la cintura.
Felicia no hacía nada, pero tampoco me ponía a pegas, así que seguí escalando hasta sujetarle una teta, aunque fuese por encima de la ropa. Fue entonces cuando ella reaccionó y quiso devolverme esas eróticas caricias colocando su mano directamente en mi paquete. Seguramente no le cabía ninguna duda de lo empalmado que ya estaba en ese momento.
Sus ...