Disfrutando en pareja - Relatos Eróticos

Disfrutando en pareja

... sol.

Después de pasar todo el día en la playa y haciendo conjeturas decidimos volver al camping.

Al llegar estaban los cuatro sentados, nos saludamos como siempre pero algo flotaba en el ambiente.

No quisimos que se incomodaran con nuestra presencia por lo que nos fuimos a las duchas y después a preparar la cena. Ellos seguían allí, charlando y tomando unas cervezas.

Cuando ya había oscurecido, mi mujer decidió dar el paso.

Se acercó al grupo y les dijo a modo de invitación que como hacía tanto calor nos íbamos a sentar en la playa a ver las estrellas y tomarnos unas cervezas.

Los padres de Bastian dijeron que no, pero animaron a Colette y a Bastian a que fueran con nosotros.

Mi mujer miró a Colette y le dijo, venga, que así charlamos un poco.

Tía y sobrino se miraron y aceptaron nuestra invitación.

Recogimos las cosas y nos fuimos los cuatro caminado a la playa.

Durante el trayecto intentamos que nuestra conversación fuera de temas banales para así romper la tensión inicial.

Charlamos y reímos como en anteriores ocasiones.

Caminamos por la orilla hasta llegar al punto del día anterior.

Estábamos solos y gracias a la posición de la luna gozábamos de discreción.

Extendimos nuestras toallas en la arena, nos sentamos en semicírculo mirando el mar y abrimos las cervezas.

Mi mujer y yo les empezamos a contar nuestra afición con respecto al sexo cuando estábamos de vacaciones, Colette le iba traduciendo a Bastian todo lo que les ...

... contábamos.

Les explicamos los sorprendidos que nos quedamos al ver les pero que habíamos disfrutado mucho en el ver y ser vistos con ellos y que no nos importaría repetirlo.

Que no éramos quien para juzgar a nadie y que si ellos estaban así bien nos parecía perfecto.

Colette nos empezó a contar como desde hacía un año había empezado esta relación. No entró mucho en detalles, pero surgió de forma natural.

Que nadie sabía nada y confiaba en nuestra discreción ya que esto podía acabar con dos familias.

Que ellos también habían comentado lo sucedido y que les inundó un morbo exagerado follar mientras nos mirábamos y que si estábamos allí los cuatro por algo sería.

Un par de cervezas más y nos empezamos a soltar.

Mi mujer empezó a acariciar mi poya y Colette empezó a hacer lo mismo con Bastian.

Nuestras poyas empezaron a endurecer y mi mujer no hacía más que mirar a la poya de Bastian que comenzaba a tomar unas medidas increíbles. 25 centímetros mínimo y más de 6 o 7 centímetros de grosor hacía que aquello dará miedo.

Colette se percató de ello y nos dijo que al principio le costó metérsela, pero poco a poco su coño se había ido acostumbrando. Ese fue el principio de noches en la playa y en el bosque donde vimos y fuimos visto follando, mamando, pajeando, comiendo coños y corriéndonos sin parar.

Lo más impresionante fue ver la inauguración del sexo anal por parte de Colette y Bastian.

Ella lo practicaba con su marido, pero nunca lo había intentado con ...