Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora - Relatos Eróticos

Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora

... Volkswagen, se subía la capucha del polerón gris que llevaba puesto y cruzó rápidamente esa solitaria ruta hasta llegar a ese portón. Giselle lo observó merodeando hasta que se acercó a uno de los pilares laterales, por donde el muchacho intentó subir unas dos veces, hasta que en un esfuerzo mayor dio un par de saltos que lo mantuvieron colgando, hasta que pudo subirse. Desde la altura le hizo un saludo militar que la hizo sonreír y luego se dejó caer. La mujer se preparó para echar a andar el vehículo cuando Alonso ahora alzó la mano y le hizo un gesto de despida algo burlesco, para luego correr por ese sendero hacia la casa.

Giselle:¡OYE!-Era inútil que la escuchara mientras ella estaba en el interior del vehículo y se sintió la reina de las tontas cuando cayó en cuenta del engaño. Jamás estuvo en los planes del muchacho que ella ingresara. Rápidamente bajó el vidrio de la puerta y agradeció el viento fresco para bajarle la temperatura... tanto de la rabia como de la calentura.

***

A medida que se iba acercando a esa casa el muchacho comenzó a aminorar la marcha y algo de miedo comenzó a sentir al verse vulnerable. ¿Estaba realmente dispuesto a allanar una morada? Y luego recordó lo que esos le habían hecho a la profesora Daniela y entendió que era en ese momento o nunca. Estaba frente a la entrada principal cuando nuevamente sintió algo de miedo, por lo que mejor idea sería rodear la casa. Alonso se encontró con la puerta trasera de esa casa que daba a la ...

... cocina y que estaba entreabierta, por lo que solo tuvo que empujarla.

La cocina era bonita, ordenada y rebosante de productos de todo tipo. El muchacho tragó saliva y salió de esa cocina. Lo que en el exterior se veía como una casa pequeña, en el interior daba una sensación completamente diferente; la sala era enorme, en donde convivían de bonita y elegante manera el living con el comedor. Llamó su atención la ausencia de televisores o radios, todo parecía estar hecho para la comodidad de un lector. Detrás del sillón principal había un gran mueble rebosante de libros. No se escuchaba absolutamente nada, pero su cuerpo se estremeció cuando vio que, en uno de los sillones, un gato muy peludo dormía plácidamente.

“No te despiertes, lindo gatito” se dijo Alonso, quien ahora ponía rumbo hacia la escalera.

Subió la escalera, muy despacio, y agradeció que ninguno de los escalones crujiera. Se encontró con un nuevo pasillo que daba a cuatro habitaciones. Al poner el primer pie en el segundo piso algo pisó y el ratón de juguete, quizás del gato, lo hizo ahogar un grito. Pateó el juguete hacia un costado y rápidamente se arrepintió, porque este fue a chocar con una de las puertas provocando un ruido seco casi inaudible, afortunadamente. Suspiró y avanzó hacia la única puerta que parecía entreabierta, sonrió al ver que esa era justo la habitación utilizaba como oficina.

“Bingo” se dijo Alonso, sonriente.

Sobre el escritorio reposaba el computador portátil del profesor, lo ...