Sin bragas en una aldea perdida
Fecha: 30/10/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Punkycaliente, Fuente: CuentoRelatos
Hola a todos, me llamo Daniela, soy una chica española de la zona de la Mancha de 23 años cumplidos en enero. Estoy soltera desde hace unos meses, tras pasarlo muy mal intentando reflotar lo que se debería haber ido a pique hace años y tras varios intentos de imbéciles de aprovecharse de la situación para “cazarme”. Volví con mis padres para poder permitirme salir adelante.
Respecto a relaciones y sexo. Me he propuesto ser yo la que lleve las riendas, por lo que estoy realizando mis fantasías más ocultas o simplemente dejarme llevar por el momento. Quizás siente la cabeza, pero por ahora… a disfrutar.
Comprendo que querréis conocerme un poco físicamente, aunque solo sea para imaginarme. Me describo como una mujer de piel blanca, cabello corto tintado rojo fuego, lo que hace destacar aún más mis pecas. 1.55 metros de altura, peso 50 kilos, culo generoso, pero sin ser gordo, buena cintura y busto pequeño pero bien formado. Junto a ojos azules, manos pequeñas, voz dulce y labios suaves… Y muchos tatuajes de mis videojuegos o sagas literarias favoritas, junto a ropa un poco punk. Siempre me echan menos edad de la que tengo y soy algo tomboy jajaja, aunque como veréis eso no cambia mis apetitos para nada.
Tras esta pequeña presentación, voy a hablaros de una de mis experiencias dentro de una de mis escapadas. Espero que os guste.
Había pasado un mes desde mi cumpleaños y me sentía bastante choff. Era mi primer cumpleaños sin mi novio, ya sabéis, novios desde el ...
... colegio, mi primera vez, el chico de mi vida… bla bla bla. Todo muy Disney, vaya. Había dejado prácticamente de lado a mis amigas a partir de los 20 años y me relacionaba más con sus amigos… que se aprovecharon cuando acabe con él, aunque esa es otra historia. En fin, de haber sido una persona social a quedarme prácticamente sola, solo saliendo con la gente del trabajo y con los amigos de hobbies. Al principio lo lleve mal, pero luego, pues me dio por hacer escapadas.
O sea, irme al quinto coño, sin que nadie me conociera y hacer lo que me diera la gana sin presiones de ninguna parte. Y como me gusta hacer senderismo y perderme por la montaña, pues decidí ir a una pequeña aldea de Castilla y León pegada a Madrid, Torre Val de San Pedro. Era económico y no había mucho barullo, por lo que encantada.
Durante unos diez días tras las fiestas de navidad (las cuales pase currando), pues alquile una pequeña casita a un precio bastante moderado. Es un sitio bonito, casas antiguas de piedra (junto a horrores más modernos, por desgracia), muy pocos habitantes que van prácticamente a su bola. El pueblo se encuentra entre montes, rodeado de espesura en la que perderse, campos para las vacas y un pequeño riachuelo que baja desde las montañas que cruza el pueblo. Y lo mejor muchas rutas para caminar o montar en bicicleta, desconectando de todo. Nada demasiado llamativo, pero con encanto. Eso si, agradecí que la nevera fuera grande y pudiera comprar todo lo que necesitaba… no hay ni un ...