Sin bragas en una aldea perdida
Fecha: 30/10/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Punkycaliente, Fuente: CuentoRelatos
... jodiéndome el coño con dos dedos y nosotros dos en silencio mirándonos uno a otro, roto de vez en cuando por un gemido mío. Cuando me llego el orgasmo arquee mi espalda por el placer y grite un “que gusto, joder” y el retiro los dedos de mi coño para preguntarme con sorna: –¿Ya no te duele tanto el pie? –La verdad es que tras el rato dándome placer el pie fue a mejor.
Riéndome le comente: –Tus dedos que me han aliviado… Aunque mira que eres … Voy a mear, que no me atrevía a decírtelo por si parabas… –Abrí la puerta y apoye el pie, seguía doliéndome un poco, por lo que cojee hacía fuera del camino, cuando escuche como Víctor salía y le pregunte: –¿Qué quieres?
Se puso a mi lado y dijo con seriedad sin dejar de observarme con ojos ardientes: –A ver si te van a meter el hocico algún jabalí mientras meas, me voy a quedar a tu lado para que no te pase nada.
Contoneando el culo, me retire unos pasos y me baje los leggins para que pudiera vérmelo por completo, y sin decir más me puse en posición para mear sin mirarle. La situación me estaba poniendo muy perra, aunque quise pincharle un poco: –Sabes que podrías ser mi abuelo… ya tienes una edad para estar con jovencitas. –Escuche como se desabrochaba los pantalones y se acercaba a mí. Cuando me gire tenía sus calzoncillos a la vista y sus piernas fuertes y peludas. Mire hacia arriba con vicio y baje lo único que protegía su polla de mí. –Te estas aprovechando de que llevo una semana sin tener sexo…
Callé al ver la ...
... polla, no es que fuese muy larga, más bien en la media, pero era muy gruesa, dude por un momento que pudiera entrarme en la boca, olía a sudor por el trabajo, aunque su olor penetrante me estaba poniendo aún más guarra. Por lo que empecé a acariciarla en esa incómoda posición, sin dejar de mirarle a la cara.
Víctor se río, mientras acariciaba mi pelo: –Sabía que eras una zorra desde el mismo momento que te vi. Ese pelo tan rojo y los tatuajes… –Empecé a lamer su punta, para luego girar mi lengua acariciándola. Me centré en darle placer mientras que me decía guarrerías que me ponían aún más cachonda, tanto que tuve que empezar a masturbarme, allí en medio del camino.
Tras un rato, fue el quien empezó a dirigir, cogió mi cabeza y la presiono contra su sexo, por lo que feliz empecé a tragarme su polla, aunque con cierta dificultad por su grosor, todo hay que decir que acallo mis gemidos –Como mamás… tienes experiencia. Zorra. –le mire y le guiñe un ojo– Joder, que malo me estás poniendo, niña. –eso último lo dijo entre gemidos. Sin aviso, presiono mi cabeza para descargar su leche en mi garganta, la note caliente deslizándose en mi interior y cuando me soltó, le pedí la mano para poder levantarme– ¿Te ha gustado? –Él asintió sin dejar de mirarme, mientras me quitaba los leggins, aunque me enfrío diciendo mientras se ponía rojo de vergüenza: –Daniela, a no ser que pase un rato no voy a poder… ya sabes. En mi casa tengo viagra, pero aquí, pues eso…
Pero me moví hacía la ...