1. LA AMIGA DE MI MUJER


    Fecha: 06/11/2024, Categorías: Hetero Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos

    ... me dijo: -
    
    Siéntate, sácate los zapatos y no hagas ruido, que yo me voy a poner cómoda.
    
    Aproveché de ese momento para entrar al bañito que vi al lado, a lavarme las manos y a refrescar mi cara, tomando de paso unos sorbos de agua. Luego, me senté en el diván y esperé impacientemente el retorno de esa mujer que me tenía loco. Miré mi reloj y ya eran pasadas las 00:45
    
    En unos minutos Rosita hizo su entrada en el cuarto.
    
    Llevaba una bata negra de seda con caracteres chinos y con un cinturón que ceñía su cintura, dejando adivinar un cuerpo delgado, pero bien formado.
    
    Se acercó a mí dejándome sentir una fragancia fresca.
    
    Ella aprovechó para desabotonarme la camisa y empezar a juguetear con sus cuidadas uñas sobre mis tetillas ya endurecidas, mientras que su cara la giraba de acuerdo al sentido en que le daba besos cortos en cuello y atrás de sus orejas, haciéndole sentir mi acezante respiración.
    
    Sin darme cuenta me desbrochó la correa, pero tuve que ayudarla para desenganchar el botón superior y abrir mi pantalón.
    
    Este cayó al suelo junto con mi camisa, quedándome solamente en slip. A mi vez, le aflojé el cinturón de la bata y ella con un movimiento de hombros dejó escurrir esta hasta el suelo, dejando al aire dos senos pequeños pero consistentes y con dos hermosos pezones rectos rodeados de sus aureolas oscuras. Llevaba puesta una tanga de color blanco, que hacía resaltar un pubis bien depilado.
    
    Nos abrazamos y besamos con fruición. De a momentos la ...
    ... giraba tomándola de los hombros, le besaba y mordisqueaba la parte posterior del cuello y los lóbulos de las orejas, le acariciaba los senos con mis manos mientras pegaba mi “paquete” a sus nalgas, que ella inclinándose un tanto las hacía más prominentes.
    
    Los suspiros de ambos fueron haciéndose más seguidos, aunque moderados en el sonido. Nuestros cuerpos empezaron a transpirar levemente, por el contoneo lujurioso de ambos. No había duda para mí, su perfume parecía natural; su aroma lo sentía entre los cabellos de su cabeza, en la superficie de su espalda y de sus pechos, en sus brazos, en fin, era un placer infinito estar embriagado por su olor.
    
    La atraje hacia mí ya sin tanga e hice que levantara una pierna, apoyando un pie sobre el diván. Así, con su sexo bien expuesto, empecé a acariciar suavemente esa vulva que se me ofrecía llena de pasión. Ella empezó a menearme el pene convertido ya en un duro cipote. Me bajó el slip y así pudo también acariciarme los testículos y apretar mis nalgas.
    
    Yo retomé mi trabajo con mi mano derecha sobre sus labios bulbares ya totalmente mojados. Con una mano, delicadamente, puso mis dedos sobre su clítoris. Este estaba como una alverja que se escurría entre los pliegues de los labios interiores de su vulva, obligándome a usar las yemas de dos dedos, para fijarlo y aumentar las sensaciones que iban apoderándose de ella.
    
    En vista de su respiración anhelante y a que había dejado de acariciarme la verga para sujetarse de mi cuello, pude ...
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