1. LA AMIGA DE MI MUJER


    Fecha: 06/11/2024, Categorías: Hetero Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos

    ... introducirle los dedos índice y medio en ese vestíbulo húmedo y palpitante que era su vagina. Luego de tomar un ritmo cadencioso a lo largo de ella, giré los dedos hasta encontrar en la parte superior una pequeña zona de menor suavidad, pero de mayor sensibilidad, que le hizo decir prontamente:
    
    ¡Métemelo…ya métemelo…rápido... por favor rápido!
    
    Entonces tomándola de sus caderas la levanté y la recosté al borde del diván. Puse sus corvas sobre mis hombros e introduje mi tieso cipote o verga en aquella vagina que me había puesto tan intranquilo en las últimas semanas. La sensación alcanzada por ambos fue inenarrable. El tamaño y el espacio justo con el grosor y la estrechez correspondientes. Con las contracciones de su vagina, me apretaba y soltaba el tronco de mi verga, mientras que intentaba llegar con mi glande en esa agradable profundidad. Luego de unas cuantas arremetidas, sentía que llegaba a un clímax cuando improvisamente, se tiró hacia atrás curvando su espalda y tapándose la boca, para ahogar los fuertes gemidos que le brotaban. El orgasmo que alcanzó fue el liberador de mi segunda eyaculación de la noche.
    
    Fue increíble, llegamos los dos casi juntos. Yo sentí que mi semen venía bajando por el interior de mi columna vertebral. Fue una eyaculación espectacular acompañado de su orgasmo sensacional.
    
    Exhausto y con la respiración entrecortada me tendí sobre ella.
    
    Sus piernas se enroscaron en mi cintura y sus brazos se prendieron de mi espalda.
    
    Con mis ...
    ... manos sujeté su cara, hinchada de placer, y busqué su boca para darle muchos besos profundos, solo interrumpidos por la necesidad de respirar.
    
    Así permanecimos un buen rato, hasta que se calmó el vendaval de nuestra pasión. Ya más tranquilos, nos entregamos a las caricias y besos suavemente, los cuales fueron incrementándose.
    
    En un momento, se subió Rosita sobre mí y poniéndose de rodillas, fue subiendo hasta poner los labios henchidos de su vulva sobre mí boca, pasé mis brazos debajo de sus muslos y la sostuve de las dos nalgas. Ella puso sus manos sobre la pared para sostenerse y yo empecé a lamer y sobarle el endurecido clítoris con la lengua, tratando de enterrársela a ratos en la vagina. El vaivén que le imprimía a su cuerpo era a momentos fuerte, pero se sostenía de la pared y de mí cabeza, hasta que se desmadejó dejando caer sus jugos en mi boca y sobre el mentón. Creo que llegó a un par de orgasmos seguidos, quedándose quieta por un rato, mientras que yo me mantenía con la verga erecta. Cómo se había recostado de lado, quedó en una buena posición que permitía, con una buena sujeción de sus caderas, tentar una penetración anal.
    
    Así lo hice y fue con éxito, porque estaba relajada y yo con la verga dura y lubricada. Ella sin mucho esfuerzo hizo que llegara a una última eyaculación, no sin antes tener un orgasmo más.
    
    Dado de lo avanzado de la hora, dimos por terminada nuestra primera noche de amor y placer, de una serie de oportunidades más. Salí con toda ...
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