Go tigers!
Fecha: 06/11/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: ElFantasmaRojo, Fuente: TodoRelatos
Jorge trataba de desviar la mirada hacia las otras jugadoras, pero terminaba con la vista clavada en las nalgas de su hija. No era para nada menuda: muslos y caderas muy generosas que hacían perfecto juego con sus nalgas redondas, su cintura delgada y unos pechos grandes que pujaban por salirse del uniforme cada vez que corría. Para él, y seguramente para muchos más, era un deleite verla moverse y saltar; el bamboleo hipnótico de sus nalgas y sus pechos era todo un espectáculo. Juego tras juego tenía soportar la tortura de ver todo aquello sin poder tocarlo, y era la 3ra vez que tenía una erección en uno de sus partidos. La primera vez que le sucedió fue cuando, emocionada, les modeló el uniforme que usaría al estar finalmente en la selección de su equipo. Le quedaba muy ajustado y el short se metía por todas partes sin dejar mucho a la imaginación.
Aquello lo conflictuaba demasiado pues era su hija a quién veía con el morbo de quien ve por primera vez a una desnudista; simplemente no podía apartar la vista de sus carnes. Al llegar a casa, tenía que masturbarse casi frenéticamente para “liberar” todo aquello y por las noches, el sexo con su madre era demasiado brusco y caótico. Mayte jamás relacionó una cosa con la otra porque se trataba de su hija y, por el contrario, le gustaba que la tomara con fuerza. Las embestidas que le propinaba eran tan fuertes que Victoria podía escuchar los gemidos de su madre claramente en su habitación, sin sospechar que era ella quien ...
... causaba aquel acto desenfrenado.
Cierto día, Jorge se dirigía a su casa cuando apareció un mensaje en su celular. <<Pá, ¿puedes venir por mí?>> preguntaba su hija. Inmediatamente, dio la vuelta y se dirigió a la universidad. Al llegar, Victoria estaba sentada en una banca de la entrada del instituto con el muslo vendado hasta la rodilla. Estaba rodeada por sus compañeras y el entrenador, por sus aspavientos, trataba de calmarla.
—¿Qué ha pasado? —preguntó apenas se bajó del auto.
—Me caí en la práctica. —Contesto su hija apesadumbrada.
—¡No es cierto! ¡La tumbaron! —clamó una de sus compañeras.
—Hay que ponerle esto —le dijo el entrenador entregándole un frasco de ungüento a su padre — y estará como nueva en un par de días. El doctor confirmó que no es nada grave. —Jorge le ayudó a su hija a subir al auto y regresaron en silencio a casa.
Al llegar, fue necesario que la ayudara a bajar pues no podía apoyar bien la pierna, y ante la imposibilidad de caminar bien, decidió cargarla hasta su cuarto. Victoria se sonrojó y le agradeció con un sonoro beso en la mejilla.
—¿Necesitas ayuda para cambiarte? —Le preguntó su padre desde la puerta.
—No, pero debes ponerme la cosa esa que te dieron —Contestó a punto de quitarse el jersey. Jorge se volteó a la pared y esperó unos minutos a que se cambiara. —¡No puedo!— gritó su hija ya desesperada. Jorge se acercó a ella y le dio un pequeño beso en la frente. Le hizo una seña para que se acostara y llevó sus manos al short. ...