1. Podría ser mi hija (pero por suerte no lo es)


    Fecha: 22/11/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Montes Federico, Fuente: CuentoRelatos

    ... sentados en el sofá, se cobijó contra mí, la abracé y comenzó a llorar suavemente y al rato me dijo:
    
    - “Con vos me siento bien, me hace bien verte y cuando me abrazás me siento segura”.-
    
    - “Me encanta brindarte esas sensaciones y me gusta que eso te sirva para salir adelante. Pero no podés estar tan sola, necesitas conectarte con gente y encontrar una relación de tu edad”
    
    Levantó la cara. Me miró seria y como dolida por lo que le dije y me preguntó
    
    - “¿Por qué? Si es con vos que me siento bien. ¿No te gusto, acaso?”
    
    Me quedé helado. Jamás, hasta ese momento soñé siquiera la posibilidad de que algo pase entre nosotros. Me gustaba, mucho. Pero ni se me ocurría que pudiera querer tener algo conmigo. Nos separaban casi 40 años. Me quedé duro, sin hablar. Ella se separó apenas de mí, me miró un rato largo, me puso la mano en la nuca y fue acercando su rostro y me besó en la boca. Primero suavemente y después abrió los labios para dejar entrar mi lengua. La sensación de ternura y deseo que sentí fue inmensa, mientras sus labios se derretían sobre los míos. La levanté por la cintura y la senté sobre mis piernas, la abracé y la besé un largo rato.
    
    - “Estoy en shock. Jamás pensé en esto”
    
    - “¿No te atraigo?”
    
    - “Por supuesto que sí. Me gustas muchísimo”, le dije. “No solo sos muy bonita, sino que me encanta como sos. Me siento muy a gusto con vos”
    
    - “Me alegro. Tenía muchas ganas de besarte y me gusta estar con vos. Pero tengo que aclararte algo”
    
    - “¿Qué ...
    ... es, preciosa?”
    
    - “Es algo que me pasa cuando empiezo una relación, es como que tengo mucho miedo”
    
    - “Por qué?
    
    - “Porque las relaciones que tuve no las disfruté. Siempre me sentí presionada a tener sexo y a mi me cuesta mucho llegar a la cama. Y, o cortaba para evitar problemas, o se enojaban conmigo o lo hacía solo para complacer al otro. Y nunca pude disfrutar a mi ritmo”, dijo mientras me miraba como asustada.
    
    - “Qué pena que hayas tenido malas experiencias”
    
    - “Es que tardo mucho en que me surjan las ganas de tener sexo con alguien. ¿No te vas a enojar, no? Con vos siento que puedo decírtelo tranquila. Porfi, no te enojes””.
    
    - “No. Jamás me enojaría por eso. Tenes todo el derecho que te respeten tu manera de ser. El sexo tiene que darse en forma natural de parte de ambos. Tomate todo el tiempo que necesites. Pero no dejes de venir ni de besarme mientras tanto”.
    
    - “Gracias, sos muy bueno. No dejaría de verte ni loca y espero no cansarte, porque tengo muchas ganas de comerte la boca”.
    
    Y de ahí en más vivimos un amor adolescente y tímido (¡¡a mi edad!!). Venía dos veces por semana y algunos fines de semana íbamos a pasear a algún lugar verde. Con mucha reticencia de su parte, la convencí de dormir en mi casa cuando se hacía muy tarde, asegurándole que eso no implicaba nada ni la obligaba a nada. Yo, como si fuera solo un amigo, dormía en el sofá. Las caricias fueron subiendo de tono y terminábamos los dos muy calientes, pero en el momento cúlmine ella se ...
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