1. Compañeros de piso (III)


    Fecha: 30/11/2024, Categorías: Gays Autor: Cravrelatos, Fuente: TodoRelatos

    ... liberación sexual me mirase con tanta lujuria y tan decidido a usarme hizo que el calentón se apoderara de mí y, como dándole una aprobación que no necesitaba, me bajé los gayumbos y me separé los cachetes invitándole a hacer lo que quisiera conmigo.
    
    Sin saber muy bien qué hacer y un poco sorprendido por mi buena disposición, Alejandro sujetó mis nalgas y escupió sobre mi palpitante ojete antes de extender el lapo con los dedos, haciendo que se me escapase un pequeño gemido. A continuación, y venciendo una aparente reticencia inicial, se abalanzó sobre mi culo y comenzó a comérmelo como hacía meses que nadie me lo comía. Iba a ser verdad que los más callados eran los más guarros…
    
    Yo aproveché para quitarme la camiseta y, cuando noté que Alejandro estaba ya lo suficientemente cardíaco, me giré con la intención de chuparle la polla.
    
    -No, quieto – me detuvo. – No quiero que me la chupes, quiero follarte todo el rato que pueda.
    
    Eso me hizo sonreír, al menos significaba que a él también le gustaba cómo la comía no estaba seguro de aguantar mucho si se la chupaba. Por lo tanto, me coloqué a cuatro patas sobre el sofá, apoyando la cabeza y dejando mi culo bien expuesto. Entró a la primera y sin problemas mientras los dos soltábamos un gemido. No era tan grande como la de Dani, pero tenía la forma ideal para chocar contra mi punto G. Entonces, empezó a meterla y sacarla lentamente, sintiendo como las paredes de mi culo abrazaban todo el capullo y el tronco adelante y ...
    ... atrás. Cuando me daba en la próstata, yo no podía evitar hacer algún sonido, y él no paraba de jadear con la mandíbula completamente desencajada del gusto.
    
    Aquella pose estaba bien, pero tenía la impresión de que Alejandro no lo estaba disfrutando tanto como podría por miedo a hacerme daño, posiblemente por no haberse follado nunca un culo y tener miedo de hacerme daño, así que, sin dudarlo, tomé la iniciativa e hice que se sentase en el sofá con el rabo apuntando al techo. Me lo metí poco a poco en el culo sentándome sobre él, viendo cómo ponía los ojos en blanco del gusto en el reflejo del televisor. Y entonces, empecé a cabalgarlo, movía mi pelvis arriba y abajo, adelante y atrás y me la clavaba hasta los cojones haciendo movimientos circulares antes de volver a empezar a saltar sobre aquella polla. Pareció gustarle, ya que ya no era yo el único que estaba gimiendo a todo volumen por encima del ruido de mi culo chocando contra su pelvis.
    
    Tras un par de minutos, Alejandro se soltó y me colocó boca abajo sobre el sofá antes de tumbarse sobre mí y empezar a follarme como un martillo neumático. Yo no podía parar de gemir y estaba manchando el sofá con el líquido preseminal que me estaba sacando aquella follada cuando de repente se oyó una llave en la puerta. Al contrario de lo que esperaba, Alejandro estaba ya tan caliente que no aminoró la marcha ante la llegada de Dani, sin miedo a que lo pillara reventándome el culo.
    
    -Cabrones, cerrad la ventana, que se os oye por toda ...