Voy al fisio y me folla como terapia
Fecha: 06/12/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: kittysumise79, Fuente: TodoRelatos
Estaba sentada en la consulta del fisio, era la primera vez que venía por algo así y estaba muy nerviosa, en la última revisión ginecológica mi doctora me dijo que necesitaba acudir.
—¿Cómo dice?—le pregunté a mi ginecóloga sin dar crédito.
—¿No ha notado que tiene leves pérdidas de orina?—me preguntó.
La miré un poco avergonzada porque por supuesto que lo había notado, después del segundo parto estornudar o dar saltos se había vuelto algo complicado para mí.
—Puede que sí.
—No se preocupe señora Solís, es de lo más habitual, ha perdido tonicidad en el cuello uterino y necesita hacer ejercicios de fisioterapia para el suelo pélvico y que las pérdidas no se vuelvan un problema. Le daré hora con un colega que está especializado en la materia. Ya verá qué bien le va y cuanto me lo agradece.
Me pellizqué el labio inferior entre los dientes al escuchar a la recepcionista pronunciar mi nombre, confesaré que había estado a punto de no venir porque me daba pudor tener que contarle al fisio, que era un hombre, mi problema.
Me levanté del asiento y ella me sonrió con amabilidad.
—Por aquí, por favor, Joan le está esperando en la consulta dos.
—G-gracias —mascullé más nerviosa de lo que debería.
«Es su trabajo, me dije, no eres la única y hay a muchas mujeres a las que les pasa».
Me lo había repetido por activa y por pasiva, pero daba igual, ahí estaba ese come come que no me había dejado pegar ojo esta noche.
Llevaba puesto un vestido camisero, no ...
... sabía muy bien qué es lo que tendría qué hacer, puede que me diera unas de esas bolas chinas y me diera trucos de cómo apretarlas, o algo por el estilo.
Al entrar en la consulta sentí una contracción involuntaria de mi útero. El fisio tendría veinte años menos que yo, era de lo más atractivo y tenía una sonrisa preciosa.
Definitivamente iba a morir de la vergüenza.
—Adelante, Natalia, pasa. —Me tuteó nada más verme. Iba vestido de sport con una bata blanca. Se notaba que hacía deporte, la camiseta se le ajustaba al torso marcándole los pectorales.
Me acomodé delante de él, quien tenía unos informes entre las manos.
—Hola —lo saludé.
—Hola, —me volvió a sonreír—. Así que sufres de incontinencia urinaria.
—Emmm, no mucho, bueno, so-solo a veces… —Su expresión no era de asco, más bien tenía un gesto afable.
—Que no te de pudor, es normal que estas cosas sucedan, todos hacemos pis y vosotras, cuando parís, tenéis más papeletas en perder tonicidad en los músculos de la vagina. Dime una cosa, ¿haces ejercicios de kegel?
—No, sé lo que es porque el otro día lo miré pero no…
—Vale, ¿usas bolas chinas? —también negué y él lo anotó en el ordenador.
—Muy bien y cuando intimas con tu marido, ¿sueles apretar los músculos cuando le tienes dentro? —mis mejillas se encendieron y sentí mucho calor.
—A-a veces.
—¿Con qué frecuencia lo hacéis? No te apures es solo para anotarlo en tu expediente y ver qué ejercicios puedo mandarte.
—Me-menos de lo que me ...